Migración

Freddy Rodríguez García

Con total acierto, dos distinguidos columnistas de este diario, Carlos Arellano y Andrés Pachano, el domingo y el martes pasados, abordaron el controvertido tema de la migración, especialmente de los hermanos venezolanos quienes, en un momento de desesperación, no tienen más remedio que emigrar y buscar sobrevivir en otros lares, alejándose de sus querencias, de sus recuerdos. ¡Qué difícil debe ser tomar una decisión tan determinante! Un régimen corrupto y criminal, encabezado por el impresentable Nicolás Maduro Moros, acolitado por una sarta de sinvergüenzas tanto o más corruptos que él, respaldados por unas Fuerzas Armadas totalmente politizadas, ha sumido a Venezuela en una vorágine de violencia, y en una crisis económica sin precedentes. Cierto es que Venezuela tenía problemas antes de la asunción del “revolucionario” Hugo Chávez al poder, había pobreza y corrupción, pero con la llegada de los “revolucionarios fundadores de la nueva República” las cosas, lejos de mejorar, se agravaron. Hoy, miles de hermanos venezolanos cruzan las fronteras y se dirigen a Colombia, Ecuador, Perú, y en estos países se ha generado un serio problema. Escuché el otro día en la radio a un señor que se quejaba amargamente porque no encontraba trabajo, ya que un empleador le había dicho que, con lo que se paga a un ecuatoriano, él puede pagar a tres venezolanos.

¿De quién es la culpa, por la pérdida de oportunidades laborales para los ecuatorianos? Pues sin duda de algunos inescrupulosos empleadores quienes, aprovechándose de la desesperación de los migrantes, les ofrecen sueldos miserables, en una actitud absolutamente inhumana, amoral, y obviamente ilegal. Preocupa también esa ola de xenofobia que se respira, exigiendo a las autoridades que expulsen a los venezolanos, olvidándonos que muchos ecuatorianos también emigraron a Venezuela allá por los años 70, en la época de bonanza en aquel país, y encontraron oportunidades de trabajo. Cierto es que en las migraciones suelen llegar personas de toda condición, pero hay que buscar soluciones integrales, que no caigan en el simplismo de exigir un pasaporte, que es casi imposible conseguir en Venezuela.