Las festividades septembrinas

POR: Germánico Solis

Conmemorar la Fundación de San Miguel de Ibarra, es un precepto dispuesto por la autoridad inaugural que estableció un presupuesto para celebrar el glorioso suceso. Con el transcurso de los años ha cambiado el importe, así también las características de cómo se ejecuta la solemnidad. Ha prevalecido la intensidad de las autoridades y la participación del pueblo.

Cercanos a la programación que celebrará la fundación española del 28 de septiembre de 1606, la ciudadanía se apresta a participar como lo ha hecho cada año, y las autoridades competentes estableciendo los recursos que serán llevados por la Comisión de Fiestas y el departamento de Cultura de la municipalidad.

La ciudad espera presentaciones que autentiquen la fiesta, confía que se realicen eventos que siendo tradición lleguen a la prestancia y superen los realizados. Muchos barrios e instituciones se han caracterizado por hacer de la fecha la oportunidad que asiente la ibarreñidad y el enorgullecimiento del sentido de pertenencia. Muchos sectores sociales y culturales asimismo, preparan de anticipado enarbolar el civismo y amor por el suelo amado. El turismo engalana la gastronomía, hace que la hotelería estrene atavíos y gentilezas. El comerciante pequeño ingenia que sea la fiesta la oportunidad que avive la economía, mientras el donaire de nuestras mujeres prodiga sonrisas y aromas.

Pero la ciudad espera también transparencia en el manejo de los recursos públicos que a buena cuenta son dineros del pueblo. Que se limpie aquel rezago que hace deudora a esa mala dada sombra que palideciendo el esplendor de la fecha, motivó sospechas y dudas en adjudicaciones y convenios que aún flotan.

Que el pregón muestre la danza y los carros alegóricos. Que se corone a una nueva reina. Que haya deporte y cuanta celebración recuerde la fundación de Ibarra. Ojalá la academia tenga un sitio de preferencia, y que a más de las verbenas y la farra en el parque Ciudad Blanca, se visibilice proyectos culturales. Que estén lejos los intereses íntimos, que mezquindad registre su divorcio con la grandeza de la célebre conmemoración. Que aflore la música, que la cultura y la pasión engrandezca a la Ciudad Blanca.