Corte Constitucional

Cuando en el país se grita a los cuatro vientos que la institucionalidad no funciona habría que comenzar a matizar y fortalecer aquello que sí está desempeñando un papel decente y técnico. En ese sentido, la Corte Constitucional (CC) ha dado muestras de que sí se puede construir un Estado de derecho y derechos, aunque haya voces a quienes no les calza nada o saquen la cabeza de vez en cuando para criticar todo. A puertas de la revocación parcial de tres nuevos jueces de la CC, a la que debemos mirar en profundidad y con exigencia de transparencia por todos los lados, cabe mencionar una serie de requisitos que se deben cumplir en el proceso. Antes que todo, nada de cortes cerveceras.

Hay que vigilar que las siguientes fases se cumplan a cabalidad para que no quede en tela de duda la legalidad del proceso y, por tanto, que los nuevos jueces o juezas estén revestidos también de legitimidad. Es clave la impugnación ciudadana, tener un microscopio sobre las pruebas escritas, examinar las comparecencias orales, estar atentos a la calificación de méritos, es decir que sean trasparentes y apegadas a la Constitución y a la Ley. Por lo dicho y si se cumplen todos los requisitos, entonces se seleccionarán los mejores perfiles. La única acción afirmativa es el mérito, la ética y la voluntad de servicio cívico.

Hasta el momento no se puede desmerecer a ningún candidato o candidata, mientras no se haya seguido todos los filtros de calidad que se mencionaron. Este proceso es de una importancia vital, pues no se puede retroceder en lo avanzando en los últimos tres años. Y aunque parezcan odiosas las comparaciones, pero en el campo de la ciencia y la vida pública son necesarias, atrás quedaron enterradas unas cortes que no actuaron como establece la Constitución y la respuesta es simple: partidización de la justicia en todos los sentidos. Esta elección es una oportunidad para sentar un ejemplo con los otros procesos que vienen, pese a sus distancias: Consejo Nacional Electoral y Contraloría. Que luego no digan que no advertimos. Si por algo podemos empezar, que sea con la Corte Constitucional.