Una guardia ciudadana

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

El sistema ECU-911 ha cumplido un importante papel desde el inicio de su aparición hace más de 10 años, ya que por él se ha podido identificar a un número elevado de amigos de lo ajeno e imponerles las sanciones que la autoridad competente ha decidido. Sin embargo, la mayoría no ha podido ser ubicada y los delincuentes no han sido castigados como se merecen. Es necesario aplicar otros procedimientos como el que vamos a proponer.

Se ha sugerido -en esta misma columna- que la Policía despliegue un número superior de sus elementos en calles, plazas y barrios, como ocurría en el pasado, a fin de llevar a cabo una acción preventiva contra la delincuencia, mas esa propuesta no ha sido escuchada. A esto se suma la disposición de no involucrar a las Fuerzas Armadas en las operaciones contra el hampa, que a medida que pasa el tiempo se vuelve más agresiva. Ante esta realidad ciudadanos consultados han sugerido que vengan en ayuda del pueblo los municipios, creando sendos grupos de defensa ciudadana para llevar adelante el patrullaje permanente de los sectores urbanos y rurales, financiando la operación con fondos que aportaría la colectividad correspondiente.

La guardia ciudadana sería la salvación de los pueblos de este país, si es que se la erige como un cuerpo cualificado, escogido y preparado por elementos instruidos, nacionales y extranjeros, con experiencia en estos menesteres, como existen en otras naciones del planeta y de lo cual hay ejemplos en Francia, Reino Unido, Italia, Alemania y Rusia. La colectividad ya ha padecido demasiado tiempo la delincuencia organizada que no respeta a nadie, permanentemente tiene en zozobra a grandes y chicos, a los cuales despoja de sus bienes, somete al tráfico de drogas y personas, asesina, rapta y ejerce acciones negativas que van multiplicándose a medida que pasa el tiempo.

Estamos conscientes de que el aporte económico de los ciudadanos para este proyecto será una carga más para el contribuyente, pero tal desembolso será aceptado por todos, sin ejercer resistencia exagerada, por cuanto sabemos que la tranquilidad humana se hallará garantizada, con un cuerpo de guardianía de alto nivel, preparado para velar por la seguridad y vida de los integrantes de la sociedad.

Que no será muy fácil lograr el propósito es algo que lo sabíamos hace largo tiempo, pero confiamos en que las autoridades municipales de todo el país y los asambleístas, en el Parlamento, donde debe tratarse la ley que sugerimos, harán uso de todas sus ejecutorias para convertir en realidad un proyecto que defenderá la vida de todos los habitantes de nuestra querida y eterna nación.