Periodismo en las aulas

Roque Rivas Zambrano

¿Por qué existe desinterés en los estudiantes por el periodismo? He esbozado hipótesis sobre el tema. Una de las que tiene más incidencia, sin lugar a dudas, es la época en la que les tocó crecer.

Diez años de discurso en que la prensa no era más que sinónimo de corrupción o una herramienta que, a lo mucho, servía para madurar aguacates. Una década en la que las mujeres dedicadas al oficio eran “gorditas horrorosas” y quienes expresaban sus opiniones “sicarios de tinta” o “caretucos”. Dedicarse al periodismo en esos años, en los que predominó un discurso violento contra reporteros, se sancionaron, cerraron y persiguieron medios, parecía una mala inversión.

A esto hay que sumar la opinión que los profesores, que dictan clases en la Facultad de Comunicación Social, emiten sobre la profesión: que si trabajas para un emporio “terminas convertido en un esclavo del sistema” o “de los grupos financieros de poder”. Es comprensible que ante estas sentencias las personas tengan ganas de todo menos de interesarse en el camino de la información.

En otros países hay organizaciones que planifican estrategias para combatir la crisis del oficio e incentivar a los jóvenes a apostar por esta profesión. La Federación de Asociaciones de Periodistas de España, por ejemplo, le ha pedido al Gobierno que implante una asignatura de periodismo en el sistema de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Según la Federación, una de las ventajas de esta materia es que los estudiantes aprendan a diferenciar una noticia falsa de una verdadera, uno de los mayores desafíos en tiempos del Internet y redes sociales. Es una idea funcional si se considera que solo la verdadera práctica del periodismo puede dar cuenta de lo apasionante que resulta desenvolverse en este campo.

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