Reivindicar el espacio público, una responsabilidad de todos

POR: Gustavo Andrade Figueroa

Con la finalidad de generar interrelaciones que faciliten condiciones de subsistencia las ciudades se convierten en núcleos territoriales dotados de bienes y servicios necesarios para el desarrollo social, cultural, económico y político de los conglomerados humanos que se ubican en ellas.

Esta configuración de las urbes hace que sean dinámicas y se encuentren en un proceso permanente de metamorfosis como consecuencia de los sucesos humanos que se generan en contextos históricos determinados. Hecho que evidencia que tienen vida, misma que se genera en los espacios en dónde convergen cotidianamente los diferentes grupos poblacionales que la habitan. Es de esta manera que los espacios públicos como las calles, los parques, los mercados cobran importancia porque son los lugares desde donde se reproducen las relaciones de encuentro y abandono, intercambio y dádiva, solidaridad y violencia, lucha y resistencia, dónde se genera el conflicto y se renueva la esperanza, son ámbitos de libertad y lugares de control en definitiva constituyen los espacios desde dónde se ejerce ciudadanía o se la margina a través de acciones físicas y simbólicas que determinan el presente y proyectan el futuro en la esfera individual y colectiva de las personas.

Ante esta realidad es imperante recuperar el sentido de lo público desde la perspectiva del Derecho a la Ciudad un nuevo paradigma que proporciona un marco alternativo para pensar las ciudades y los procesos de urbanización desde el usufructo equitativo de todas las personas, con independencia de su situación social y económica. Es momento de avanzar hacia un nuevo sistema de gobernanza que plantee el trabajo mancomunado entre los sujetos sociales presentes en los territorios y los gobiernos locales, es decir ampliando el tradicional modelo de democracia representativa hacia una democracia de efectiva participación que se sustente en lo comunitario debido a que la política no se reduce a las instituciones, los partidos y las elecciones, se construye cotidianamente en todas las dimensiones de lo humano, principalmente en aquellas que se generan de manera colectiva desde el espacio público porque estos espacios constituyen en esencia la ciudad.