Alba y Unasur

Rodrigo Santillán Peralbo

Eran los años de los gobiernos progresistas de América que se expresaban antiimperialistas, democráticos con claras identificaciones con la justicia social, y los sueños igualitarios de los pueblos. En 2004 crearon la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos o ALBA-TCP, para luchar contra la pobreza y la exclusión social con base en el pensamiento ideológico de la izquierda.

Se fundamentó en la colaboración y complementación política, social y económica entre algunos países de América y el Caribe. Ahora son otros tiempos, y es la derecha subordinada a Estados Unidos la que obedece al mandato, y pretende acabar con la Alba y Unasur porque Washington se opone a cualquier intento de integración de los países de su patio trasero. Por eso, el 23 de agosto de 2018, Ecuador declaró su salida del Alba, con el pretexto de estar en desacuerdo con las medidas del gobierno de Maduro.

La Unión de Naciones Suramericanas -Unasur- se oficializó el 23 de mayo de 2008, cuando los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela firmaron el Tratado Constitutivo que fue ratificado el 11 de marzo de 2011.

En 2018 los gobiernos de las derechas de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Colombia tutelados por Estados Unidos, han decidido acabar con ese nuevo modelo de integración suramericana, al que terminará por unirse Ecuador, gobernado por el presidente Moreno con decisiva influencia de las derechas.

Unasur fue y es una respuesta válida a la reiterada injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de nuestras patrias, objetivo rechazado por el imperio y sus cipayos. Ecuador regresa al redil ovejuno de Estados Unidos de Trump.

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