EDGAR QUIÑONES SEVILLA
Gran satisfacción ha causado en Esmeraldas y el país, la conquista del tercer lugar en los 200 metros llanos por parte de Álex Quiñónez Martínez en la competencia intercontinental de atletismo, verificada en la República Checa, donde participan representantes de élite de todo el planeta, cubriendo la distancia en 20.36 segundos. Magnífica la recuperación del esmeraldeño, que en los Juegos Olímpicos de ‘Londres 2012’ fue séptimo en la final de la prueba que tiene al retirado jamaiquino Usain Bolt como su máximo exponente.
Esta demostración del ‘Rayo’ Quiñónez, hace prever que el deportista que, en Londres 2012, alcanzó el séptimo lugar de la competencia olímpica se halla en plan de recuperación y si prosigue el trabajo que sus entrenadores le han señalado, especialmente Jorge Casierra Estupiñán, podrá llegar a ‘Tokio 2020’ con posibilidades de alcanzar una actuación destacada.
Como ustedes recordarán, Álex sorprendió en la capital del Reino Unido hace seis años cuando llegó a las finales de su especialidad y luego logró un honroso séptimo lugar que hacía pensar en un futuro promisorio y mejor actuación para los Juegos Olímpicos de ‘Río de Janeiro 2016’. Mas, el deportista se descuidó de su responsabilidad, abandonó las prácticas, sus “amigos” lo llevaron por el camino equivocado y no pudo cubrir las marcas exigidas para poder competir en la cita de los cariocas. Menos mal que su profesor Jorge Casierra Estupiñán y una profesora cubana lo han seguido apoyando y ahora está listo para volver a su nivel, como lo hacen prever los últimos resultados en varias competencias atléticas en diversos lugares del planeta.
Para algunos entendidos, la falta de una organización atlética integrada por personal cualificado, tanto en el país como en esta provincia, tiene mucho que ver con los prematuros fracasos de los deportistas ecuatorianos, que más tardan en ser conocidos que en caer en manos de consejeros que los llevan lejos de las prácticas deportivas.
La mayoría de los expertos recomienda que se escoja a profesionales con experiencia en el quehacer deportivo y se los integre a las federaciones nacionales y provinciales, en reemplazo de quienes por muchos años han venido vegetando en estas instituciones sin producir nada positivo y por el contrario causando daños irreparables a las actividades del talento y el músculo. En todo caso los fracasados deben irse para dar paso a quienes pueden mejorar el deporte tanto en lo técnico, como en lo moral.