Queremos lo que nos corresponde

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Después de varias décadas de insistir en nuestras noticias y comentarios por el Espectador, El Cosmopolita, El Telégrafo, El Guardián y La Hora, las autoridades nacionales y locales han decidido cubrir dos necesidades indispensables de esta urbe, la más antigua del Ecuador, (aunque algunos traten de negarlo), como son el no envío de aguas contaminadas al mar Pacífico y construir los distribuidores de tráfico en la ‘Y’ de ‘El León’ y de Vuelta Larga. Más vale tarde que nunca.

Esta urbe amistosa, encantadora, alegre y acogedora, tiene derecho a lo que ahora posee y a los que la amamos aspiramos, junto con otros que compartieron el criterio antes de marcharse en el viaje sin retorno. Fijémonos en el incremento del turismo a partir del funcionamiento del nuevo y bello balneario de Las Palmas y podremos establecer que, si lo hubiésemos tenido antes, como decir desde mediados del siglo pasado cuando nos contactamos por vía carrozable con Quito, otra fuera la suerte de nuestra hospitalaria población y de sus moradores.

En otro asunto, queríamos comentar ahora, la decisión de las fuerzas vivas de Esmeraldas, de mantenerse en pie de lucha, exigiendo al gobierno central un mejor trato a nuestra comunidad y una reparación por la contaminación que causa a Esmeraldas la refinería de petróleo, puerto Balao y la carga y descarga de los navíos que transportan el crudo hacia otros terminales del orbe y traen a este los refinados que aquí no se producen o no cubren la demanda nacional.

Uno de los pedidos es que se otorgue a nuestra provincia trato similar que a las otras que producen y transforman el crudo en derivados de mejor calidad, con la entrega de uno o dos dólares por cada barril del líquido exportado. Este asunto no es solo de justicia, sino de respeto a una región por mucho tiempo marginada y cuyo aporte al desarrollo general del país está marcado con sangre y dignidad, a lo largo de la historia nacional.

Con todo el patriotismo que anida en el corazón de los esmeraldeños, jamás nadie pensó desmembrar el territorio de más de 15 mil km2 que posee la antigua San Mateo de las Esmeraldas para añadirlo a Colombia, como una vez propuso un grupo de hermanos colombianos, deseoso de abandonar la patria de Nariño para sumarse a Esmeraldas y al Ecuador.

Esmeraldas solo reclama un derecho y que se establezca la justicia en esta nación. Que otras regiones posean lo que necesiten, pero a nosotros deben otorgamos lo que nos corresponde. Nada más que eso solicitan los descendientes de Luis Vargas Torres, Roberto Luis Cervantes y Gustavo Becerra.