Cuando caen los modelos

POR: Rocío Erazo Benavides

El mundo está atravesando por procesos de cambios macroeconómicos que, en el contexto de la situación concreta de cada región o país, repercuten duramente sobre nuestras expectativas de crecimiento y desarrollo.

Esto genera una gran inestabilidad, pues percibimos el desmoramiento de modelos que creíamos inamovibles y finalmente resulta que la única seguridad que tenemos es la confianza de creer que seremos capaces de manejar la inseguridad que estos acontecimientos nos provocan. Para que esto suceda nuestra autoestima debe estar intacta, más aún, tiene que estar sustentada en nuestra convicción de que seremos capaces de reconstruir nuestra realidad, a partir de nuestros principios y nuestros valores, recurriendo a esa energía potencial.

“Es la ley de la vida que cada vez que se nos cierra una puerta, se nos abre otra. Lo malo es que con frecuencia miramos con demasiado ahínco hacia el pasado y añoramos la puerta cerrada con tanto afán, que no vemos la que se acaba de abrir”- Albert Schweit.

Las circunstancias pueden ser difíciles, pero lo fundamental es negarnos a aceptar pasivamente que ciertos indicadores nos aproximen al fracaso. Tampoco adoptar un pensamiento positivo, por sí solo, resuelve la situación, sino que la fe, basada en los principios y valores que sustentamos, nos orientará hacia un desarrollo exitoso de nuestros proyectos. Si nos concentramos sólo en los problemas, no se verá la salida. Cuando abandonamos transitoriamente el miedo, abrimos nuevas soluciones, tenemos que tomar medidas para cambiar, y decidir, pero a punto de partida de una actitud más orientada a confiar y a tener fe en que estamos recorriendo el camino correcto.

En lugar de vivir preocupados por el mañana, lo que debemos comprender es que en el ejercicio de la preocupación no hay inteligencia alguna. El enfoque es la intención; insisto mucho, en que: ¿hay algo más que se puede hacer? ¿Tú lo crees?, pues siempre habrá algo que mejorar y cambiar.

¿Te atreves?