‘Aves de paso’ anidan en Quito

Damián De la Torre Ayora

Tanto Begoña Salas como Hernán Ricaldoni saben que los pinceles pueden ser una extensión de su cuerpo hasta convertirse en alas, y con ellas solo se puede volar.

Sus aleteos están en cada uno de los trazos que componen la exposición ‘Aves de paso’, una muestra que se exhibe en la Asociación Humboldt durante este octubre.

Ambos trabajaron por su cuenta en torno a las aves, Ricaldoni desde Argentina y Salas desde Ecuador, hasta que lo elaborado en los últimos meses pueda anidar en Quito.

Además, juntos armaron su ‘Cubo Plástico’, una obra de gran formato que terminó siendo desfragmentada en la inauguración de la exposición: una intervención que permitió que el público sea parte del viaje que proponen en su paso.

El vuelo

Begoña Salas tenía siete años cuando ‘abrió las alas’ y cruzó de Pasto a Quito. De padre colombiano y madre española, dice que es 100% colombiana, aunque su hablado es más quiteño.

Esa travesía podría considerarse su primer gran vuelo. Pero, ¿cómo alegar aquello cuando su imaginación volaba mucho antes a través de sus dibujos de niña?

El vuelo, desde entonces, no ha cesado, hasta hacer de los lienzos y los papeles la metáfora de su cielo: ahí sus alas se han desplegado, ahí el aleteo se torna perpetuo.

Hernán Ricaldoni lleva menos de una semana en Ecuador, aunque su vuelo hacia la capital ecuatoriana tiene larga data. Ya conocía Quito sin conocerla. Max Epstein, del grupo Esto es Eso, entabló amistad con el pintor en su paso por Argentina. “Uy, estoy enamorado de Quito desde hace mucho tiempo”, dice al artista. También, sobrevoló los Andes a través de la comida. Sabe que la memoria está en el paladar, y por eso fue deleitándose con nuestro país a través del gusto: con la lengua también se puede aletear.

Mis Plumas

Begoña: “Uy, qué difícil pregunta. No sé. No lo he pensado. Me gustan tanto todas las aves que no me atrevo a decir que soy alguna en específico. Puedo ser cualquiera, siempre y cuando sea inquieta”.

Hernán: “Muchos pájaros me gustan. Pienso que, entre todos, me quedaría con las golondrinas. Definitivamente, soy una golondrina”.

Paleta

Begoña, además de ser ave en su estudio, es un camaleón que puede camuflarse entre el expresionismo y el surrealismo. Su carrera artística ha sido un bamboleo entre esas dos corrientes que terminan siendo una en sus pinturas.

Curiosamente, esta vez apostó por el realismo. Sus ojos saltones se convirtieron en dos lupas capaces de fijarse en los detalles más micros de los objetos de su casa. La artista decidió plasmar aquello que pasa desapercibido: “Rendir tributo a lo cotidiano”, dice con una sonrisa.

“No solo abro las puertas de mi casa, sino que les muestro lo que soy, lo que me representa, mi espacio y todo lo que lo compone, mis significaciones, porque todo tiene un porqué en mi casa”, explica.

Y es que su casa también es su estudio, es decir, “su templo”. “Ahí pasa todo: creo y me encuentro conmigo misma”.

Las aves serán los personajes que “invaden” su cotidianidad y que revolotean en medio de sus cosas para representar desde el movimiento a la libertad, mientras que cada objeto simboliza un recuerdo.

Hernán es un poco ave de paso, pues sale de su Argentina unas dos o tres veces al año, pero cuando corren los días solo quisiera que sus alas marquen el retorno. “Soy de los que extrañan mucho, me cuesta estar tiempo afuera”.

Extraña tanto su nido, que hasta lo traza estando allí. En sus líneas está el Atlántico, la orilla de Necochea y, sobre todo, la Pampa. Sea un pájaro o un rostro, sea un paisaje o una silueta femenina, el amplio horizonte del vacío se condensa en su obra.

No solo se alía con los pigmentos para plasmar su mirada: los papeles jugarán su complicidad para elaborar unos collages tan sutiles como magnéticos: la textura es un imán que atrapa la mirada.

La música, en su caso, también será un imán. Puede ser un festival de tango o un concierto vertiginoso de la Bersuit Vergarabat para que la pintura fluya en vivo: “El arte debe ser como la música, como el sonido, todos debemos aproximarnos, sentirlo”.

Invención

Melquíades, el gitano de ‘Cien años de soledad’, es un alquimista de cepa. El secreto: saber que las riquezas no están en el oro sino en el valor que encierra un objeto. Sabe, por ejemplo, que la memoria es un tesoro con mayor brillo; (re)conoce la importancia del registro.

Las líneas anteriores explican la alquimia que hace Begoña. Ella no manipula metales para obtener oro, pero sí juega con óleos para atesorar sus recuerdos. Lo interesante, que no cava un hoyo para enterrarlos, sino que los comparte con el espectador, que termina armando con cada cuadro el rompecabezas de su intimidad. No es su casa lo que queda develado, sino la cartografía de su interioridad.

TOME NOTA
La exposición estará abierta hasta el 27 de octubre, de lunes a viernes de 10:00 a 19:00 y los sábados de 10:00 a 13:00. Entrada libre.En la Pampa predominan los marrones y los ocres cual pergamino vacío. De cuando en cuando aparece un indicio para asegurar que algo hay. Hubo historia, pero se la eliminó; es decir, hay una historia antes de la historia oficial.

Es entonces cuando Hernán toma ese enorme pergamino y crea la ‘Mitología de la Pampa’, una serie de seres y paisajes que le permiten reinventar la historia con el simple afán de tratar de responder a la más simple pregunta que contiene la más compleja respuesta: ¿Quién soy?

Begoña y Hernán son más que unas ‘Aves de paso’ y pintan para tratar de hallar una respuesta frente a dicha cuestión. Quizás, quien vea la muestra también trate de contestarse, o por lo menos se pregunte hacia dónde hemos emprendido nuestro vuelo.

‘Cubo Plástico’

° El pasado 04 de octubre se inauguró ‘Aves de paso’ en la Casa Humboldt, en Quito. Begoña Salas y Hernán Ricaldoni trabajaron su ‘Cubo Plástico’, que fue separada en cuadrantes ese día. El público podía escoger uno o más pedazos de la obra tras el corte. Aquella intervención sobrepasó lo efímero en el momento en que la gente decidió atesorar un fragmento del trabajo de los artistas y llevárselo a casa. El acto, que previamente contó con la voz de Mariela Condo, también representó una transgresión a la postura acartonada de entender el arte: el despedazar la obra fue una muestra de lo que se puede (re)construir.

PERFIL

Artistas

° Begoña Salas (Colombia, 1987). Pintora y diseñadora gráfica. Trabaja con óleos y su estética se enmarca entre el surrealismo y el expresionismo.

° Hernán Ricaldoni (Argentina, 1975). Pintor y maestro en Artes Visuales. Es conocido por sus intervenciones en vivo junto a la Bersuit Vergarabat.