Viva la picardía…

Alfonso Espín Mosquera

Según noticia de Ecuador TV del 12 de septiembre, hasta esa fecha eran 23 los casos de asambleístas que habían lucrado del sueldo de sus empleados. Según la información, estaban implicados parlamentarios de Alianza PAIS (AP), de la Revolución Ciudadana, del PSC-MG, de la Bancada de Integración Nacional (BIN), independientes y de CREO.

Otro medio, Diario El Telégrafo, señaló que uno de los testimonios presentados al legislador Villamar de CREO dice que un ciudadano, identificado como Juan Pablo Soto, “trabajó como asistente de un legislador que le pedía mil mensuales de su salario. Él le pagó durante casi 10 años a ese parlamentario, que es presidente de una comisión legislativa. Hace un mes renunció y hoy trabaja con otro legislador que también le pide ochocientos”. Otra ciudadana de nombre Andrea Utreras, ex asesora de una asambleísta por Manabí, dijo que esta cobraba a sus cuatro colaboradores, quienes le pagaban su alimentación, movilización, las compras en el supermercado y hasta las cuotas de su auto nuevo.

Son hechos bochornosos para cualquier ciudadano, mucho más para quienes nos representan en la Asamblea Nacional y tienen a su cargo legislar y fiscalizar a nuestro nombre, pues gracias al voto popular han logrado esa investidura. Estos pícaros ladronzuelos se han aprovechado de su condición de congresistas para sacar tajada a como dé lugar. Qué se han creído estos sujetos que en pleno de la Asamblea, cuando saben que el Ecuador entero les mira, se rasgan las vestiduras a nombre de honestidad, mientras en la clandestinidad de sus oficinas han orquestado redes delictivas de concusión.

Deben salir sus nombres a la luz pública, deben ser castigados con todo el rigor de la ley, sobre todo porque la naturaleza de sus cargos les obligaba a ser ejemplo de millones de jóvenes, a llevar vidas honestas y aun austeras y no a levantarse con el santo y la limosna a costa de sus propios empleados.

Linda gracia: yo te contrato, pero vamos a medias. Eso es obra de pillos y por eso, por la defraudación moral al pueblo nacional, hay que desnudarlos y castigarlos con la ignominia y la negación eterna de volver a elegirlos, pero ojalá no nos falle la memoria para que quienes delinquen así, ojalá no se quede todo en silencio, se tapen entre ellos y mañana vuelvan a aparecer como representantes nuestros.

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