Destrucción en el Carmen Bajo

Sara Serrano Albuja

Quito y la conciencia patrimonial del mundo lloran los daños en su Centro Histórico. El centenario Convento del Carmen Bajo, que iba a inaugurar un museo y túneles descubiertos en sus subsuelos, sufrió graves afectaciones por la incursión de la tuneladora que construye el Metro. La hermana Raquel de Santa Teresita mostró a periodistas los enormes daños en la pileta, subsuelo, paredes y cañerías de este ícono patrimonial.

Se cumple lo anunciado por algunos colectivos, comunicadores, urbanistas e historiadores que advirtieron al alcalde que evitase el paso de la tuneladora por el Centro Histórico más grande y delicado de América Latina, construido sobre quebradas y vestigios arqueológicos quitus e incas que quisieron ser borrados o minimizados.

¿Qué hacer ante este doloroso daño arquitectónico y otras pérdidas para la identidad de los quiteños y ecuatorianos? ¿Dónde estuvieron la Unesco y otros organismos como el INPC, el Ministerio de Cultura, para prevenir este desenlace? La institución cultural también vivió su borrachera populista de Calígula y su descomposición ética.

Desde la colonia, los quiteños salimos a las calles a pelear por causas justas y libertarias, no solo de nuestra ciudad, sino del país. Nos llamamos Quito, luz de América. Vemos con estupor y dolor que la publicidad de una “megaobra” transnacional sumió a muchos en un espejismo. ¿La publicidad millonaria compró conciencias?

El Metro que no debió haber tocado nunca el Centro Histórico. Hace más de un año, esta columna, así como urbanistas, arqueólogos, académicos honestos, sostuvieron que se evitase, el paso de esta obra por el Centro Histórico y se buscasen alternativas, pero eso de oír a todos los colores solo fue una consigna de campaña.

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