Municipios de otros tiempos

El 27 de agosto de 1957 fue inaugurado el Ferrocarril del Norte. El Presidente Constitucional de la República era el Dr. Camilo Ponce Enríquez y las compañías contratistas las francesas Ciave y EMC siendo gerente el Sr. Pierre Carual. El hecho no puede quitarse de la memoria histórica de la patria. La bandera ecuatoriana ondeaba en el puerto de San Lorenzo, cuando el júbilo se apropió de los habitantes de la vía y los convoyes de carga estacionados en la bahía, representaban ideales y la legítima aspiración de los pueblos norteños.

Pasaron cuarenta años desde el inicio de los trabajos en 1917. El país celebró el suceso más allá de sesiones solemnes o expresiones populares, era la incorporación del soñado puerto como alternativa para el adelanto de la producción regional e inserción al comercio nacional, era la promesa de desarrollo de la zona y sus potencialidades forestales, agrícolas, ganaderas, industriales, mineras y turísticas, se proyectaba la colonización de las tierras productivas que encaminarían a generar la riqueza a gran escala.

La construcción de una vía a San Lorenzo fue el ansío de Pedro Vicente Maldonado, Caldas, Bolívar, Víctor Manuel Guzmán, fundador del semanario Ferrocarril del Norte. La obra la ejecutaron algunos gobiernos entre Leonidas Plaza Gutiérrez y Camilo Ponce. Fue el trabajo de las Juntas Autónomas del Ferrocarril, del pueblo y los ayuntamientos, constante el Ilustre Municipio de Ibarra, “La lucha titánica y tenaz ha sido mantenida por la municipalidad de Ibarra, a lo largo de casi medio siglo, en defensa del ideal del Ferrocarril Quito-Ibarra-San Lorenzo, de alta valía e ilustración de acendrado patriotismo e inquebrantable constancia, supieron mantenerse firmes e irreductibles en su puesto de lucha”, escribía Carlos Rivadeneira Flores.

Los pueblos unidos por la vía sostuvieron un innegable progreso, incrementaron el comercio y producción, la arteria unía al mundo a través del mar con la región. La presencia del ferrocarril no garantizó plenamente el progreso anhelado, faltaron políticas de producción, créditos, asesoramiento técnico que es deuda de los sujetos oficiales con el Ferrocarril del Norte.