El tufo correísta

Giovanni Carrión Cevallos

El correísmo es tejido muerto que supura un líquido verdoso y maloliente. Y es que casi no existe semana en la que nos enteremos con indignación sobre nuevos actos de corrupción cometidos durante una oscura década de autoritarismo y atropellos que se dieron en todo orden, tiempo en el que, además, los organismos de control se volvieron sordos y mudos, aplicando a su manera el principio del dejar hacer, dejar pasar…

Lo concreto es que el BID, según se publica, estima pérdidas para el Estado en el campo de las compras públicas en alrededor de 4.000 millones de dólares por año, por lo que en una década el desvío de recursos ascendería a la cifra de USD. 40.000 millones. Y si a esto se suman elementos vinculados con la mala calidad del gasto (valga decir, obras innecesarias, faraónicas, mal diseñadas, etc.) el perjuicio para el país estaría en $ 70.000 millones, es decir, el 68% de su PIB ó más de dos veces el presupuesto estimado para el ejercicio fiscal del año 2019. Sin duda, se trata de gigantescos montos que explican el aparecimiento, casi espontáneo, de los llamados nuevos ricos del Ecuador que se aprovecharon de la ingenuidad de un pueblo que por muchas veces ratificó su confianza a políticos descalificados y contaminados por el virus de la deshonestidad. Por eso la revolución ciudadana apesta y mucho.

Ahora mismo, se investiga el supuesto peculado en el uso de recursos en el campo de la comunicación gubernamental que estuvieron destinados a crear la república de los utópicos y a censurar y demoler a quienes ejercieron crítica y oposición a un régimen despótico. La danza de los millones debe ser ahora aclarada y sancionada por parte de la justicia a fin de devolver a la población no sólo la confianza en sus instituciones y la ley sino también la recuperación de los recursos que le fueron arrebatados. (O)

@giovannicarrion