Autor: Liber Andrade Salazar
Últimamente se habla de Estado y Gobierno como categorías sinónimas, cuando en Teoría del Derecho Constitucional son distintas. Clásicamente Estado implica sociedad jurídicamente organizada con tres elementos constitutivos a saber: Poder político o gobierno, pueblo o población y, territorio. Entonces, poder político o gobierno es un elemento del Estado y, no es Estado como muchos piensan y cada sábado escuchamos; o como la oposición dice: el Estado candidato, a propósito de los alicaídos alianza país en carrera electoral.
Para no confundirse basta revisar los artículos 1 y 4 de la Constitución, donde la definición anterior es: Ecuador, Estado Constitucional de Derechos y Justicia, social, democrático, soberano, independiente; y, sus elementos: poder político o gobierno, organizado en forma de República y administra de manera descentralizada; la soberanía radica en el pueblo-población, cuya voluntad es fundamento de la autoridad; y, territorio, unidad geográfica e histórica que comprende espacio continental y marítimo incluida otras categorías previstas en la Constitución.
Por consiguiente debemos estar claros para no volver al pasado del ‘Estado soy yo’, como pregonó el monarca Luis XIV y, tampoco dar vida a democracias representativas contemporáneas donde tiranos disfrazados de demócratas con lenguajes populistas se erigen presidentes y creen tener decisiones en otras funciones como Judicial, Legislativa, Electoral, Participación Ciudadana y Control Social.
En el escenario del proceso electoral a cuesta, los demócratas también ejerzamos la lucha ideológica como medio para mostrar a los candidatos que el inicio y fin del Estado son las personas, su dignidad, buen vivir, y encargados de materializarlo a través del elemento-gobierno popular, irradiado en todos los rincones del suelo patrio.