Liderazgo en pañales

CARLOS CONCHA JIJÓN

En estos días han aparecido ciertos defensores de la ‘robolución correísta’, pretendiendo que el pueblo les mire con buenos ojos, en un desesperado intento de aglutinar unos cuantos adoradores del régimen anterior, que no meditaron lo que fue el ‘correato’.

Han cometido un gravísimo error al convocar en las calles a rezagos del ‘correísmo’, para que se tomen las instituciones, las carreteras y, lo más grave, caotizar el país, actos que configuran un delito grave, según nuestras leyes. Parece que estas ideas sin liderazgo iniciadas por un seguidor incondicional de Correa, que quiere ganar bonos con su audaz pretensión, se olvida que en la malsana ‘robolución’, él simplemente ofició de paje y que salió al ruedo de la corrupción, cuando circuló como noticia por todo el país, vinculándoselo a los ‘pativideos’.

Hay algunos que quieren hacernos creer que sufren de alzhéimer, utilizando como artimaña el olvido y tratan a toda costa borrar de la memoria, la infinidad de actos ligados a la corrupción como los procesos vigentes, como supuestos delitos que han sido iniciados a muchos copetones o encopetados del régimen ‘correísta’, comenzando por su director de orquesta sinfónica de la corrupción, que fugó al extranjero.

Siempre ha sido, que quienes no pueden enfrentar la sin razón a la razón, transitan por un camino mentiroso para intentar desvirtuar la realidad, en donde les es posible pescar a río revuelto, situación que siempre resulta una burla, como engaño a la idiosincrasia de nuestros pueblos. No creo que ‘pativideo’ tenga la capacidad para transformarse de la noche a la mañana en el líder que resucite al muerto de AP, por mucha palabrería que tenga en su rebuscada jerga, pues, conociéndose que el país quedó hecho pedazos por culpa del socialismo siglo XXI.

Y si acaso pretenden nuevamente encender el sol de la desgracia de una infamante nueva ‘robolución’, sería como remar contra corriente, pues, la experiencia nefasta de más de diez años demoliendo una estructura democrática, no se repara con nuevos cuentos, ni proclamando quimeras.

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