Marlon Tandazo Palacio
-¡Ay Margarita gracias mi muchachita! (…) estaba dando gracias porque tengo mi vista buena y sana-, fue la bienvenida con la que doña Lolita, una adulta mayor, que con discapacidad severa y postrada en una silla de ruedas, recibía a Margarita Pasos, una presentadora de televisión que llegaba con ayuda del programa que conducía en Nicaragua. Vea la charla TEDx completa en YouTube.
Al igual que Margarita me pregunté: ¿cómo una persona adulta mayor (para algunos el fin de su vitalidad), con una enfermedad terminal, discapacidad y sin poder valerse por sí misma, guarda sentimientos de gozo y gratitud? La respuesta es la esperanza.
Esperanza es la que a muchos nos falta. Nos quejamos, aunque contemos con nuestros sentidos y cuerpo completo y sano, gocemos de techo, cama para descansar, comidas diarias, vestimenta, cierto nivel de educación y un hogar que nos espera. La desesperanza es nutrida tóxicamente por malas noticias, actitudes hostiles, contenidos audiovisuales (canciones, películas y series) que ahora hasta pagamos dosis depresiva extra. En casa, la incapacidad de manejar las emociones nos está matando.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) informó en 2015 más de 7 suicidios por hora en América Latina. La Dinased registró 754 suicidios en Ecuador en los primeros ocho meses de este 2018, la mayoría por depresión. Los hombres son quienes más se quitan la vida, reportó diario El Telégrafo.
Cambie el ‘chip’. Cuando su diálogo interno, esa vocecita, le hable de fatalidades, que le va a ir mal, no la escuche. Revierta esa comunicación. Chasquee sus dedos en señal de cambio por otras esperanzadoras, de autovaloración, que le recuerde que la gente guarda cariño y aprecio a usted por lo que es. Atrape a los suyos, compañeros y colaboradores no sólo en los errores sino en los aciertos, reconózcales el mérito y a usted también. (O)
@marlontandazop