Vida del pueblo es lo que importa

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Antes de que culmine el siglo anterior, un amigo médico quiteño -a la vez calificado periodista- hallándose en funciones de Ministro de Salud, me decía que era recomendable tomar del Viche, las aguas a potabilizar, en vez del Esmeraldas, a la altura de San Mateo, debido a la alta contaminación que traía el líquido desde Quito y otros sectores poblados de sierra y costa. Ahora, otro médico residente en esta ciudad, sugiere que se trate el compuesto con especial cuidado, porque muchas enfermedades, incluyendo la tifoidea, están atacando a los habitantes de acá.

Ante la imposibilidad de llevar a cabo lo arriba señalado en primer lugar, sería aconsejable que las autoridades sanitarias emprendan en un estudio de las condiciones medio ambientales del sector habitado y el entorno general, para establecer las condiciones en las que los moradores de esta capital provincial se desenvuelven, a fin de llevar adelante medidas eficientes de prevención y se pueda evitar alguna epidemia de consecuencias fatales para un número más elevado de personas.

Se nos ha dicho, de parte de profesionales médicos, que en Esmeraldas se pasea una tifoidea crónica que viene agrediendo a la población con mucha insistencia, sin que se ponga al frente los medios capaces de combatir el mal. Lo preocupante es que si persiste la indolencia actual, en corto plazo podemos caer víctimas del descuido y negligencia, a un costo demasiado elevado de médicos, medicina y vidas humanas. Si se soslaya la prevención nos veremos abocados a soportar epidemias, para las cuales no poseemos los recursos económicos ni la preparación indispensable para vencer el mal.

Requerimos que se elabore un plan científico a ejecutarse en el menor tiempo por venir, con personal idóneo reconocido, así como la dotación de equipos modernos de gran eficacia a fin de que la eliminación de los síntomas de enfermedades estomacales se verifique en corto tiempo. La demora en emprender las acciones exigidas puede ser fatal para la salud de nuestra población, especialmente de los niños, más proclives a captar este tipo de calamidades.

Nos parece que los errores cometidos en los últimos tiempos por las autoridades sanitarias deben empezar a corregirse y los conductores de la economía y la política nacional deben poner a un lado sus posiciones personales y la práctica de amargos resentimientos, para enfocarse en solucionar los problemas de ayer y hoy, con la responsabilidad que el momento obliga. “Se puede engañar a todos una vez; a uno todo el tiempo, pero burlarse de todos siempre, es algo imposible”.