Fiscalía desbordada

En todos nuestros países, las Fiscalías Generales afrontan graves crisis. El auge delictivo, el narcotráfico, los delitos de cuello blanco, la corrupción en todos los niveles y en especial en el más alto, las colapsaron. Son la piedra de tope de todos los poderes que tratan de controlarla y se inicia desde el momento de su designación, que en nuestro caso se contaminó cuando perdió, gracias a Montecristi, su autonomía.

En la década pasada, los Fiscales Generales fueron designados antes del llamado “concurso” e inclusive claros triunfadores fueron trampeados para mantener el autoritarismo. Al perder su autonomía, perdió también su independencia y pasó a ser parte del manoseado sistema judicial y a depender del ex Secretario Particular, que preside el Consejo de la Judicatura y controla cortes, tribunales y fiscalías. Sus abusos lo transformaron en el dictador de la función.

Tres fiscales generales en este año demuestran la crisis, reiniciada cuando los revolucionarios del siglo XXI falsificaron los concursos y pretendieron dejar un Fiscal que no tenía el mejor puntaje, hecho corregido por los actuales. El Fiscal renunciante, al inicio, dio muchas expectativas y con el paso del tiempo fue desinflándose y no estuvo preparado para asumir el volumen de delitos que hoy nos acongojan, ni tampoco la presión de los nuevos y sofisticados delincuentes. Vacaciones, licencias, enfermedades, inoportunos y repetidos viajes, tampoco ayudaron. La presión ciudadana también conspira, ya que queremos que los juicios que están pendientes por millares tengan castigo inmediato.

Es de esperar que no esté ya nombrado el o la nueva funcionaria y que exista un concurso público y transparente para que un nombramiento sólido pueda destrabar a la fiscalía que definitivamente está desbordada.


Que vuestra visión abarque al mundo en lugar de limitarse a vuestro propio ser”. Bahá’u’lláh Religioso persa (1817-1892)

Los sentimientos son más vivos, más fuertes que los hechos”. Svetlana Alexievich Escritora ucraniana (1948)