Ante la presión ciudadana y las críticas de varios sectores, especialmente no políticos, el señor Presidente desde su particular visión, dio un mensaje a la nación en el que desborda optimismo sobre la situación actual del país y el futuro que le avizora.
Muchos hemos respaldado la política gradualista en materia económica, pero hay que afrontar la realidad de otros experimentos. Argentina fracasó en esta materia porque constató que los ajustes económicos no son aceptados como política solidaria por parte de los grandes actores económicos privados, sino que solo sirven para que ellos desarrollen habilidades y aprovecharse de la crisis y del gradualismo, con lo cual agrandan el problema.
Las cifras de la pro forma presupuestaria conspiran con el optimismo presidencial, ya que se suprimen algunos gastos obligatorios y voluminosos como el pago al IESS por prestaciones médicas, el precio del petróleo que ya se estrella contra la realidad y definitivamente continuar con la política de seguir financiando a un Estado y a una burocracia inservible, cuyo único objetivo es entrabar procesos para justificar su existencia.
El Gobierno debe entender que pretender completar su período esquivando los problemas puede llevar a una crisis que no empate con el fin de su mandato y estalle como la de 1998, en la que no hay sobrevivientes y se pierda nuevamente la institucionalidad que se está instaurando lentamente, y que será el mejor legado que pueda dejar el actual mandatario. El índice riesgo país revela, no como ven solamente desde el exterior, sino cómo está la economía del país que debe ser responsablemente sometida a una terapia intensiva sin miedo a las consecuencias políticas, si se piensa en el país y no en simples ambiciones de triunfos electorales o de reelección.
La naturaleza exterior nos avergüenza: es de una serenidad desoladora para nuestro orgullo”. Blas de Otero. Poeta español (1916-1979).
Nosotros decimos “paz”, y el eco nos vuelve del otro lado diciéndonos “guerra”. Golda Meir Política, diplomática y estadista israelí, (1898-1978)