La óptica del festival

Adolfo Coronel Illescas

Estudiantes de la UTPL, luego de cada evento en “In” y en cada escenario, pedían al público asistente, su criterio sobre la óptica del III Festival Internacional de Artes Vivas, en cuanto al desarrollo del mismo y a la calidad artística, cumpliendo un formato técnico capaz de lograr una experiencia directa, personal, con el público el mayor sensor capaz de reflexionar y transmitir su pensamiento con honestidad y diafanidad.

Un trabajo recomendable para la evaluación general de este festival que deberá hacerse – según entendidos – porque todo pudo estar bien, pero también algo mal. La evaluación por parte de técnicos y artistas valiosos debe ser la meta luego de que ya se bajó el telón, los escenarios están solos, los comerciantes ya se fueron y todo vuelve a la normalidad. No solo porque ¡Loja vive!, mientras dure el festival. ¡No!. Hay escenas y escenarios que viven con nosotros cotidianamente. Aquí las artes vivas son actos diarios, permanentes, algunos conciliatorios. Otros sesgados de la luz en pleno día. Pero todos en cotidianidad con el ciudadano lojano, con el que vive aquí, amigo o turista que nos visita.

Sin embargo, sugieren una evaluación, porque razones no faltan. Así, por ejemplo: dos millones 364 796 dólares es el monto que la empresa Sonotec viene reclamando por los trabajos que realizó en el Teatro Nacional Benjamín Carrión. Otra deuda del Correato, que tiene “gravísimos errores”, con una empresa pública y de “papel”. Menos mal que los proveedores del teatro, impagos desde hace dos años, no actuaron de otra manera, cerrando las puertas del “Benjamín Carrión” la noche de la inauguración con los 900 asistentes adentro para cobrar la deuda “haciendo vaca” o “pasando el sombrero”. Solo falta que el escenario tenga “fisuras” como el Coca Codo. Un tema que pudo eclipsar las artes vivas, incluyendo el comercial, que con los informales quiso superar a lo cultural.

Al cerrar las páginas “In” y “Off” de este festival, aspiramos volver a encontrarnos, para con la óptica de los grandes académicos e intelectuales, la suya, la mía, contribuir para que el futuro cultural del festival sea eso, cultural, no comercial. Que el próximo año alguien asegure desbaratar la culpa y organizar mejor. (O)