Las ciudades

Lucía Margarita Figueroa Robles

“Y entonces fue que dijimos: Señor, enséñanos a levantar ciudades que sean iguales a los árboles que llegan a estar maduros antes de quedarse secos” Así como “las ciudades” de Ferrer y Piazzolla, hay momentos en los que una ciudad se reconstruye luego de una catástrofe, o simplemente decide reedificar su identidad, partiendo de aquellas raíces para alcanzar el empoderamiento ciudadano. Y es que remontándonos al pasado, en Latinoamérica las provincias han sido postergadas por el centralismo de la ciudad capital, marcando un regionalismo incubado desde la colonia, en una especie de monopolio comercial, sin que exista un reparto proporcional. Es ahí donde inicia la verdadera revolución, en las provincias oprimidas por los mandatarios, en los hijos “desheredados” de la patria que se levantan con más ahínco, para hacerse escuchar, forjando ciudades sostenibles que recuperan su vida propia. Tal como lo canta Amelita Baltar en aquel tango, tan elocuente como la poesía que lo acompaña, si de algo debemos sentirnos orgullosos al haber nacido en una ciudad fronteriza, es de que esta realidad geográfica, nos ha permitido ser lo que somos, generando una selección natural al estilo Darwiniano, que nos convirtió en bohemios, trovadores y a veces locos, ya que esta incomunicación forjó en nuestros bisabuelos, un refugio en la música, la lectura de buenas obras, y el arte. Permitió que seamos tan ingeniosos para crear la primera novela ecuatoriana con Miguel Riofrío, y la primera novela de vanguardia con Pablo Palació; permitió que nuestra música recorra el mundo con los villancicos de Salvador Bustamante y nos entregue las manos de Kingman que inspiraron a notables artistas; logró que la primera médico y poeta sufrague en América Latina, y que varias esculturas de Alfredo Palacio como su Eloy Alfaro de bronce engalanen el país; permitió que destacados lojanos dejen su huella en cargos políticos relevantes, pero sobre todo que iniciemos este camino trazado por nuestros próceres y baluartes, para convertirnos en potencia cultural, como lo predijo el modelador del pensamiento crítico de la cultura, el creador del “Cuento de la Patria” Benjamín Carrión. (O)