Hablar de la lentitud y negligencia de la justicia es como dice el dicho popular, llover sobre mojado. La preocupación mayor viene cuando una somera revisión de normas anteriores, comparadas con el COIP vigente, nos lleva a la conclusión de que fue concertado para promover la impunidad, ya que especialmente los delitos en contra de la administración pública y los delitos por actos de corrupción los hicieron desaparecer y en los que no pudieron las penas son simbólicas. Paralelamente como los delitos de peculado, tan en boga hoy, tienen la calidad de imprescriptibles, al no poder modificar la Constitución, buscaron el atajo. La Corte Nacional manejada por el correísmo, dictó una interpretación, transformada luego en ley, en que se requiere informe previo de Contraloría pero con la trampa de que esta solo tiene facultades para auditar lo sucedido en los últimos siete años, con lo cual ya no son imprescriptibles.
A toda esta barbarie, aprovechando una necesidad de agilitar y modernizar el sistema crearon dos figuras: el proceso abreviado y la colaboración eficaz, pero malinterpretan las normas aplicando solo el máximo de la reducción de la pena, esto es el 80 y 90 por ciento. Esto ha llevado que una delincuente tenga una pena de pocos años por haberse enriquecido en sus funciones; a otro, siendo de la seguridad presidencial, dos años por un voluminoso tráfico de drogas y lo que resulta más escandaloso es que un religioso con delitos atroces que le llevarían a 35 años de prisión no le impondrán ni cinco. Estas reformas indispensables no son posibles en la actual conformación de la Asamblea, pero sí caben interpretaciones de las Cortes llamadas a defender el interés público.
La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla. Gabriel García Márquez, Escritor y periodista colombiano (1927-2014)
El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social”. Juan Domingo Perón Político, militar y presidente de Argentina (1895-1974)