Hoy empieza el fin

Ricardo Guamán Araujo

La psicóloga, feminista, dícese política también, asignada vicepresidenta de la República de nuestro país en el cargo desde el 6 de enero de este año que está feneciendo, María Vicuña, está siendo acusada por haber exigido aportaciones económicas a uno de sus asesores mientras cumplía sus funciones de asambleísta por la provincia del Guayas.

Con lo ocurrido la última semana de noviembre y lo que se manifiesta en los pasillos del Palacio Presidencial, dan ya por echada la suerte de la señora Vicuña. Según los análisis de los que saben, han manifestado concretamente que lo mejor que puede hacer la vicepresidenta en funciones es que renuncie al cargo y se pueda defender de las acusaciones que la señalan en actos de concusión.

A esto se suma que existen otras denuncias de otros exasesores y se manifiesta que se puede hablar de una suma de un millón de dólares que ha recaudado que en las siguientes semanas se esclarecerán estos detalles.

Lo sorprendente de esto es que la señora no entiende la magnitud de lo que está pasando, como buena alumna del inefable y al estilo de Patiño y Glas, sale con buen talante a denunciar que es extorsionada por el señor Sabgay y direcciona sus denuncias también al excandidato a la vicepresidencia, Andrés Páez, en lo que popularmente se conoce como manotazos de ahogado para tratar de salvarse.

Desde la época del inefable, mentiroso compulsivo, se vivía en un desgobierno y la solemnidad del poder se la utilizaba para esto, desde su partido político hacer de aquello una delincuencia organizada, todo dice que los días de María Vicuña en la Vicepresidencia están contados y que su desbocada frontalidad harán que ella sea quien desenmascare los actos de corrupción del periodo anterior, y ella y los que caigan se sumarán a la larga lista de prófugos, encarcelados y personas que llenaron de vergüenza y llenan de vergüenza a nuestra patria con eso que se llamó política del Socialismo del Siglo XXI, la página más negra de nuestra historia. Se dice que ni los gobiernos de Lula da Silva, ni el de Dilma en el subcontinente como es Brasil, no tiene los tintes de corrupción que esquilmaron a la sociedad ecuatoriana que está en aprietos para calcular el presupuesto que necesita el erario nacional para el año 2019. Señor Moreno ¿cuál es la estrategia? ¿Adelanta elecciones?, ¿muerte cruzada?, ¿esperar un golpe de Estado o seguimos con la bufonada? Lo cierto es que quien venga si es de la partidocracia o de su camada seguiremos en lo mismo. Anoten la fecha. (O)

@EMDLS