Un viaje por el Quito del borde

¿Sabía usted, querido lector, que Nanegalito, esa primera parada en el camino a la playa, sigue siendo Quito? ¿Sabía que uno de los últimos barrios de Amaguaña tuvo su origen entre los trabajadores de una fábrica textil? ¿Que La Victoria es el límite al sur, siempre vecino de las rieles del tren? ¿O que en Palugo, al final de Pifo, el pingullero sigue llevando el compás de las fiestas populares?

Estamos de acuerdo, Quito está en su Centro Histórico y en sus iglesias, en sus centros comerciales y en su caótico tráfico, en su lluvia y en su sol, en el Panecillo y en la Guaragua. Pero Quito también está en el borde, en esos poblados extremos, que se ‘besan’ con otros cantones, lejos de la bulla y más cerca de la quietud.

En la cultura ancestral, a los puntos cardinales se los conoce como horizontes y para estas fiestas decidimos recorrer los cuatro horizontes de la ciudad: norte, sur, este y oeste.

Prepárese para un recorrido por nuestras fronteras. Es una lectura que deberá hacer con calma. Tome un café o beba una cerveza, mire el cielo, ponga la música que más le guste, regálese un suspiro.

¡Buen viaje!