No venta de telefónicas ni tren con petróleo

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Aduciendo que existe un déficit notable en el presupuesto general del Estado en el ejercicio económico de 2018, que se prolongará hasta el año próximo, por lo menos, en medios oficiales se ha hecho conocer la probable venta de la empresa nacional de telecomunicaciones, organización que es calificada por los entendidos como la más productiva del país, la mayoría de ecuatorianos considera la idea como inconveniente.

Los economistas más cualificados de todo el planeta, han aseverado que luego de la ilegal comercialización de las drogas prohibidas, no existe actividad más productiva que la de telecomunicaciones. Esta operación regulada por los administradores de las naciones, no requiere de grandes inversiones, pues, las necesarias ya fueron hechas con la debida antelación.

En varios países de la Tierra donde los empresarios privados han accedido al poder, se ha procedido a subastar los bienes que pertenecen a todos y esas medidas han provocado desempleo, hambre y descomposición social profunda, especialmente en perjuicio de la salud, educación y otros derechos de los pueblos. El cuento que se ha expuesto para justificar las privatizaciones es el de que “el Estado es un pésimo administrador”, como si las autoridades fiscales hubiesen llegado de otros lugares del cosmos y no fuesen de carne y hueso como los demás humanos. Los ecuatorianos deben prepararse para impedir que quienes aspiran a adueñarse de los bienes de la nación, pagándolos a precio de gallina apestada no triunfen en el intento, pues, ya sabemos lo que acontece cuando esta práctica de despojo se inicia, que no se detiene hasta que el país se ha quedado en la miseria.

En 2010, luego de una brega que duró 13 años, los periodistas esmeraldeños, apoyados por dirigentes patriotas y Diario La Hora, enfrentaron a un grupúsculo de vendepatria que había logrado ‘regalar’ el puerto de Las Palmas, contando con el respaldo de dirigentes de Autoridad Portuaria, comprometidos en actos dolosos previos, entre ellos una batimetría otorgada a un ‘ganador precalificado’, mientras que los otros dos participantes en el concurso tramposo ni se habían enterado de que sus nombres habían sido incluidos en tal disputa, con cédulas y afiliación al Colegio de Ingenieros Civiles del Guayas falsificados. Esas argucias hasta valieron para obtener altos cargos en el Parlamento Nacional.

Por otra parte, aunque estamos de acuerdo con la construcción del ferrocarril turístico de la costa y aspiramos a que Esmeraldas sea incluida en el proyecto, lo mismo que El Oro, sería pertinente que se lo planifique para mover los vagones con energía eléctrica, que Ecuador posee en cantidad envidiable, pues, el combustible fósil es más caro y no se renovará con la facilidad que puede lograrse con las hidroeléctricas.