Javier Espinosa
A puertas de una campaña electoral, las propuestas para mejorar la ciudad se oyen bastante pobres y repetitivas, lo que nos hace deducir que los ofrecimientos que se han hecho a lo largo del tiempo, muchas de las veces demagógicos, no se vienen cumpliendo.
No se puede negar, la ciudad ha mejorado en distintos ámbitos. La infraestructura en la parte urbana es el deleite de propios y extraños. Sin embargo, no se sabe a ciencia cierta si el proyecto de regeneración urbana finalizó. Oficialmente no se ha oído ningún pronunciamiento, pero el observar los cables eléctricos que en muchos lugares no han sido soterrados, hace pensar que se ha incumplido con los plazos estipulados.
La falta de fuentes de trabajo sigue siendo un problema que agobia a la ciudadanía. Ni la empresa privada, ni mucho menos el Estado han podido encontrar solución. El tema de la industria en Loja, al parecer es caso perdido. He ahí un desafío para el próximo Cabildo.
En el tema ambiental, se respira contaminación por doquier. El costo político de reubicar a los talleres de mecánica y a las gasolineras, les pudo más que el bienestar ciudadano, tomando en cuenta que ya existe un espacio físico para ello –el parque industrial-.
El tema cultural sea ha manejado bastante bien. Deberá lucharse por la permanencia del Festival de Artes Vivas en la ciudad, pues ya se oyen voces desde el centralismo por hacerse con la sede. Sin embargo, deberán diversificarse y mejorarse las actividades. Todavía los precios son inaccesibles para gran parte de la ciudadanía. Los “jueves culturales” no pueden perderse, sea cual fuese la tendencia ganadora.
La ampliación de la terminal terrestre es un tema prioritario. La congestión vehicular en las afueras es un verdadero caos. Las orejas de descongestión vehicular en el redondel Isidro Ayora han causado el efecto contrario. (O)