Respeto al oficio periodístico

César Sandoya Valdiviezo

“La comunicación hoy es libre y tenemos la capacidad de buscarla por cualquier medio y cualquier forma y nos permite a todos ser periodistas si así lo queremos”. Esta frase del ex futbolista Jorge Corozo, hoy presidente de la Comisión Legislativa encargada de la tramitación de las reformas a la Ley de Comunicación, desató la ira de los profesionales de la comunicación, de los gremios periodísticos, de los estudiantes de Comunicación y Periodismo que se forman en las aulas universitarias, así como de la ciudadanía en general.

Con la propuesta del exjugador de fútbol, se abre la posibilidad de que el título universitario ya no sea obligatorio para ejercer la profesión de periodistas y con ello se retrocedería a los tiempos de la Ley de Ejercicio Profesional del Periodista, vigente en la dictadura militar del General Guillermo Rodríguez Lara.

La iniciativa de Corozo se contrapone con lo que establece la actual Ley Orgánica de Comunicación que en su artículo 42 señala que: “las actividades periodísticas de carácter permanente realizadas en los medios de comunicación deben ser desempeñadas por profesionales en periodismo o comunicación, con excepción de las personas que tienen espacios de opinión, y profesionales o expertos.

Con la lógica de Corozo, si para el ejercicio de las actividades periodísticas no se requiere título profesional, entonces que se reformen otras leyes para permitir que las comadronas se conviertan en obstetras, los curanderos en médicos, los maestros albañiles en arquitectos y los tinterillos en abogados.

La asambleísta Marcela Holguín, quién antes de ser política ejerció el periodismo en medios de comunicación nacionales, defiende la profesionalización y rechaza la propuesta de Corozo.

De eliminarse el artículo 42, que consta en la actual Ley de Comunicación, los medios podrán contratar a personas no profesionales, volverán los sueldos precarios para los periodistas, las oficinas de relaciones públicas de las instituciones estarán ocupadas por personas con afinidad a los jefes, sin ninguna formación ni perfil profesional, con lo cual el único gran perdedor será el oficio periodístico con ética y responsabilidad social. (O)

@SandoyaC