Sociedad alcoholizada

POR: Luis Fernando Revelo

Cuenta la mitología griega que Baco, fue el único de los olímpicos, nacido de madre mortal, el único que nació tres veces y el único que descubrió el uso de la vid y enseñó al rey Icario a cultivar, vendimiar y fabricar vino. Fue representado como un joven de cabellos rubios y rizados, coronado de hiedra y racimos, con el tirso en una mano y con la copa en la otra. A veces, se lo representaba rodeado de fieras o con un carro halado por furiosos tigres, simbolizando el furor producido por el exceso de las bebidas alcohólicas. Su culto fue el más popular de Grecia y en su honor se consagraron numerosas fiestas, en especial los bacanales. Eran los tiempos del paganismo en donde los individuos embadurnados el rostro con el vino, se entregaban con locura a las orgías y otras fiestas grotescas con el único fin de rendir pleitesía a Baco.

Baco sigue vigente. Que hay que declamar o cantar, sirva una copa de licor para tensar los nervios. Bebo porque mi trabajo es duro o porque no tengo trabajo o porque no me he casado o porque se destruyó el hogar. Bebo porque ganó o perdió mi equipo favorito. Bebo porque me fue bien en el examen o porque me fue mal. Bebo porque tengo demasiados hijos o porque mi mujer no me da hijos. ¡Palabras, palabras, palabras!, dice cierta canción farandulera. Todo esto es puro cuento, no son más que pretextos para justificar el vicio.

Vivimos sumergidos en una sociedad alcoholizada. Celebra “san viernes”, “san sábado”, “san domingo” y en muchas ocasiones “el san” de todos los días. No hay compromisos sin borrachera…Ni la celebración de los sacramentos está exenta de la consabida borrachera. Pongamos coto a la carnavalesca alcohólica que va minando tantas vidas y ha destruido tantos hogares. “Vivamos las fiestas en paz, libres de alcohol”.