Iess-Solca

Rodrigo Santillàn Peralbo

De entre todas las desgracias políticas, económicas y sociales que atormentan a este atribulado país, una de extrema gravedad proviene de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer -SOLCA-, Núcleo de Quito. Ha resuelto que desde el 1 de enero de 2019 “no podrá seguir atendiendo a 9.000 pacientes derivados actualmente por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, en consideración de que dicho Instituto debe a SOLCA reembolsos por cerca de 50 millones de dólares”, según un comunicado firmado por el Presidente del Núcleo de Quito, Dr. Jorge Cevallos.

Con esa deuda que mantiene el IESS y la decisión de SOLCA, lo que se hace es condenar a muerte a los 9.000 enfermos de cáncer, debido a la suspensión de tratamientos que, en ningún caso deben ser interrumpidos o aplazados. ¿Quiénes serán los responsables de esas muertes? ¿Acaso los exdirectores del IESS o los directivos que no buscan soluciones o arreglos de la deuda millonaria?

El irrenunciable derecho a la vida y la salud podría ser violado inmisericordemente, y quedaría en la impunidad tal como ocurre con los que festinaron los dineros del IESS, desconocieron las deudas, pagaron enormes sobreprecios por la construcción de hospitales y compra de equipos, los que robaron medicinas o hicieron negociados con ellas, los que dejaron que valiosos medicamentos caducaran porque nunca entregaron a los enfermos.

SOLCA dice que la deuda de 16 millones corresponde a 2018 y 34 millones desde el 2011; pero confía en llegar a un entendimiento con el IESS; “en caso contrario no estará en capacidad de seguir atendiendo a miles de pacientes derivados del IESS”. Los actuales directores del IESS tienen un reto: llegar a un arreglo para que SOLCA atienda a los enfermos con cáncer, sin discrimen de ninguna naturaleza.

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