Locura divina

POR: Luis Fernando Revelo

Decía Ulizes Oyarzún, el inquieto teólogo chileno: “Dicen por ahí que Dios se ha vuelto loco. Que se hizo un Niño pobre y que creció en el barro como tú y yo. Dicen que una niña campesina lo tomó en sus manos, lo arrulló en sus brazos y le daba amor. Dicen que dejó el cielo y a sus ángeles en gloria y con maleta en mano se mudó a nuestra colonia y sin más protección que sus sandalias rotas vino a compartir nuestro pan y nuestras derrotas. Dicen que abandonó el paraíso prometido para conocer en carne propia mis infiernos más temidos….Dicen que esa fue su locura, que siendo el eterno e inalcanzable, se hizo el invitado en nuestro hogar, que aceptó las reglas de nuestro juego y en nuestras suelas quiso caminar… Celebramos, aquello que siendo una paradoja, se convirtió en una bella poesía y Aquel que sostiene el universo con su mano cruzó el infinito mar de estrellas, para hacerse nuestro Padre, nuestro Amigo y nuestro Hermano”.

El “Dios de la humildad”, se reveló en Jesucristo. Humildad viene del latín “humus” que significa tierra. El Niño de Belén es Dios venido a la tierra, humanado. Es el Dios que se hace barro de nuestro barro. Se hizo partícipe de nuestro frío y calidez, de nuestras grietas y desperfectos. Él es el Dios de la cercanía y de la escucha.

Parafraseando al Papa Francisco agregaré: Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo. El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso los embates de la vida. La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y unes. Eres también luz de Navidad, cuando brillas con bondad, paciencia, alegría, generosidad, perdón… La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y reestableces la paz, aun cuando te insulten.

¡Feliz Navidad!