Desde que se abre la puerta para ingresar a la casa, galería y cafetería Don Pipo, el arte aparece en cada uno de los rincones. Más allá de las obras que se exhiben para la venta, cada uno de los adornos, incluso las mesas, las sillas y hasta la cerveza de la casa (servida con chocolate), tienen una carga artística. Los objetos cotidianos son el principal soporte de estos artistas que crearon un espacio distinto a cualquier lugar.
Don Pipo, llamado así para homenajear al padre de María Isabel Orozco (al que le decían Pipo), es atendido por sus dueños: Esteban Machado, su esposa María Isabel Orozco y su nieto Kem Stefan. Lo crearon hace casi dos años con la intención de desarrollar un espacio íntimo, en el que se pueda hablar, sentir y exponer el arte que ellos elaboran en la parte de atrás de su casa.
Esteban trabaja sus obras partiendo del realismo fantástico. Utiliza el paisaje como lenguaje. Simboliza cada uno de los elementos que pinta sobre cualquier soporte y enfoca su arte en un isleño, que representa a todos los seres humanos, y en la familia.
Él está muy agradecido con este país que lo ha recibido de la mejor manera desde 2014, cuando emigró de su natal Cuba. “Cuando Dios creó el edén, pensó en Ecuador, porque centró todo acá, desde el punto de vista cultural y geográfico”.
Es por esto, después de enamorarse de Ecuador, que decidió quedarse en el país y convertir su casa en todo lo que representa el arte. (JFB)