Cultura ciudadana

Ana María Montoya publicó un reportaje con entrevistas a exponentes de la vida pública, política y académica de Bogotá, con el fin de que mejoren las condiciones de vida de esa metrópoli.

Constan, entre las exhortaciones efectuadas para que la ciudad avance, mantener la empatía con los demás, importancia de moverse desde lo constructivo, buen ejemplo de los gobernantes, pedagogía de la calle basada en el respeto a normas de sana convivencia como utilizar los pasos cebras de quienes andan a pie y respetar a los peatones por parte de los conductores de vehículos, recoger los excrementos de perros, saludar y conversar amigablemente.

Estas recomendaciones sirven también para otras urbes no solo de Colombia. En el caso ecuatoriano, de Quito especialmente, tienen validez, a las que habría que añadir, entre otras: evitar la proliferación de grafitis y más garabatos de esa índole que acaban con la debida presentación de inmuebles, algunos patrimoniales; disminuir la contaminación del aire ocasionada por vehículos surtidores de smog; depositar la basura en los lugares respectivos y no esparcirla; mejorar el transporte público que se presenta caótico, agresivo, poco recomendable; no convertir a plazas, calles y parques en servicios higiénicos; inculcar cortesía entre vecinos y, sobre todo, en la atención a los usuarios de bancos, oficinas gubernamentales, negocios.

El sentido de pertenencia es fundamental para el progreso y el bienestar, por ello se lo debe incentivar con acciones de enraizada y encomiable cultura ciudadana, aún más si se analiza que el turismo es fuente de divisas. Nuestra capital fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Hay que hacer honor a ello en todos los sentidos.

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