El agro en rojo

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

El candado que dejó el correato para consagrar la impunidad de sus actos, principalmente limitando la investigación de la Contraloría e intimidando a la Fiscalía para que sus indagaciones previas duerman el sueño de los justos, es la base del “no hay pruebas” esgrimido ante la prensa internacional por el que sabemos.

La Fiscal se limita a anunciar que no cuentan con los recursos suficientes y la Asamblea se enreda ex profesamente en subterfugios legales para no dar paso a cualquier fiscalización o “debido proceso”. Los noticiarios cada semana denuncian nuevos delitos cometidos por el anterior régimen, pero de ahí no pasa.

Y mientras este show político montado nos distrae, nuestro sector agrícola sigue cuesta abajo. La labor de nuestras autoridades está aún entera. El acierto de Moreno al designar a un joven productor altamente capacitado como titular del MAG, que debería ser la estrella del gabinete, conjuntamente con el de Comercio Exterior, en un país con vocación agropecuaria, se choca con las presiones que las mafias criollas ejercen sobre todo gobierno y nos impiden progresar como país.

La nula rentabilidad de muchos cultivos y la falta de nuevas opciones al productor, está provocando un nuevo éxodo hacia las urbes. El desempleo y el subempleo campean en un país que no crece. Y si no hay inversión, no hay producción, ni empleo. ¿Conclusión? debemos ampliar el aparato productivo bajando costos, dotándonos de valor agregado, pero abriendo el abanico de exportaciones al pequeño productor y a la asociatividad agrícola capacitada. Caso contrario, solo los oligopolios crecen, generando pobreza generalizada en las grandes mayorías.

La protección estatal a sectores sensibles, como el avícola, maicero, arrocero… que importándolos saldrían más baratos, pero dejarían en el desempleo a millones de compatriotas, debe ser aplicada para todos. Y aquí hay tareas pendientes y candentes.

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