Corrupción política

Rodrigo Contero Peñafiel
Rodrigo Contero Peñafiel

La política es una manera de ejercer el poder, mediando las diferencias que se presentan entre las partes, en lo que se refiere a intereses económicos y sociales; es una actividad practicada por un grupo de personas que toman decisiones y cumplen con objetivos concretos, sin abusar del poder o la tiranía, que corrompe a quienes haciendo uso ilegal e ilegítimo de las organizaciones sociales se enriquecen y favorecen a sus coidearios, amigos, parientes y allegados.

El juego deshonesto de algunos políticos hace que se adueñen de los recursos del pueblo con promesas, mentiras y fantasías, poniendo al descubierto a déspotas, perversos y corrompidos que fomentan la discusión entre ideas socialistas, democráticas, comunistas y capitalistas. Para administrar el poder hay que hacerlo con sabiduría y respeto pensando en la cultura y estilo de vida de los pueblos, y, adaptándose a las condiciones de vida de la gente en cada región, respetando el desarrollo de las comunidades, pensando siempre en la mancomunidad y la cooperación externa, la inversión, el comercio y el combate al narcotráfico.

Es lamentable que la política ecuatoriana sea entendida como: soborno, peculado, extorsión, concusión, tráfico de influencias, peculado o abuso de información privilegiada, en provecho personal o colectivo de quienes se han apoderado de la mente de forajidos de cuello blanco, poncho o camisas estampadas, que buscan afanosamente deformar las leyes pretendiendo ocultar la nefasta herencia de una fracasada revolución que engañó al pueblo y lo llevó a la pobreza en base al latrocinio de gente inescrupulosa y un tirano ausente.

La honestidad o deshonestidad, lo justo o injusto, no termina en los tribunales de justicia, por más que se trate de rescatar sus valores; la corrupción persiste y sigue vigente con gente inescrupulosa y argumentos jurídicos amañados. La relación entre corrupción y política es muy profunda entre quienes viven de ella. Una sana metodología obliga a tomar precauciones para combatir el cinismo y la hipocresía, rescatando las acciones de profesionales honestos, quienes con ética, valores y principios aplican las leyes sin hacerle el juego a la corrupción.