Esto ocurrió en Inglaterra. Su dueña cree que si se acepta a una mascota, debe ser como uno más de la familia.
periodismo.com
Un perro recibió una generosa despedida, pues su dueña pensó que se merecía el mismo respeto que cualquier miembro de la familia. ‘Capitán’, un Staffordshire Bull Terrier, de 11 años, murió en Navidad luego de sufrir un paro cardíaco en la mesa de operaciones. Su propietaria, Sasha Smajic, de 37 años, afirmó que no comió durante una semana después de su muerte. En total, gastó 5.000 dólares en el funeral, que incluyó lanzamiento de palomas y escribir su nombre con flores.
Sasha dijo: “No creo que alguna vez vuelva a celebrar otra Navidad. No creo que alguna vez tenga la fuerza para eso, una parte de mí se ha ido”.
El cadáver fue sacado por los veterinarios en un carruaje tirado por caballos a un parque donde solía pasear. Su ataúd luego fue trasladado a un carro fúnebre en un trayecto de 40 minutos al cementerio de Willow Haven en Bedmond, Hertfordshire (Inglaterra). El propietario del camposanto, Maureen Beach, leyó un poema en la tumba de ‘Capitán’ con la suelta de 11 palomas, una por cada año de su vida.
“No creo que debamos diferenciar entre animales y humanos. Si decides tener una mascota, entonces has decidido tener un hijo en tu familia, y deberían tener el mismo respeto que los humanos”, adujo Sasha.
“Quería que a ‘Capitán’ lo llevaran los veterinarios con animales, con sus amigos, y por eso me decidí por los caballos. Deseaba que todo fuera blanco, pues era como un ángel, y pedí flores blancas en todo, incluida la estatua del perro. Planifiqué una ruta desde el veterinario hasta mi casa y al parque donde él pasaba mucho tiempo, porque quería que se despidiera de todo lo que conocía y tuviera la última caminata conmigo”.
A Sasha le costó encontrar un director funerario que hiciera realidad su visión del funeral de ‘Capitán’. Finalmente, localizó a Southall Funeral Service y mencionó que fueron muy respetuosos.
Fue adoptado
Sasha adoptó a ‘Capitán’ de un refugio de rescate de animales cuando tenía siete meses, donde sospechaban que lo habían usado en peleas de perros. Inicialmente tímido y reservado, el can pronto comenzó a amar y confiar en Sasha y su familia.
“‘Capitán’ era muy juguetón y extrovertido y le encantaba perseguir su pelota de tenis”. Sasha afirma que el otoño pasado, supo que algo estaba mal con el perro, ya que actuaba fuera de lugar: estaba tranquilo y letárgico.
“En agosto estaba sentado con él en casa y en mi corazón sentí que algo estaba mal. Se lo veía callado y extraño; es un vínculo que no se puede explicar con palabras”, contó su dueña.