Democracia, nada más

Gustavo Ortiz Hidalgo

El único sistema político con viabilidad histórica es la democracia. Todos los regímenes totalitarios han fracasado estrepitosamente. Quienes abusaron de un poder omnímodo y transitorio, luego fueron y son repudiados por el mismo pueblo que antes los aclamó. El final siempre ha sido el mismo, no importa si fueron tiranos de vastos territorios o simples tiranuelos de una aldea.

Pero no debemos confundirnos. La democracia es la antítesis de las prácticas corruptas de los grupos tradicionales de poder. La democracia es el legítimo gobierno del pueblo, que se consolida en un proceso que va de la simple representatividad formal a una participación efectiva de los ciudadanos en todas las instancias de decisión política.

De los errores cometidos la humanidad ha aprendido que el mejoramiento de sus condiciones de vida implica, necesariamente, el respeto a sus derechos y libertades, así como la defensa de la democracia, que, para ser tal, requiere que existan los frenos y contrapesos para evitar la concentración del poder en los caudillos populistas; situación que, ineluctablemente, conduce al abuso de dicho poder y a la institucionalización de prácticas corruptas, como claramente sucedió en el Ecuador durante la década del ‘correato’.

Inició la campaña electoral para elegir a las autoridades de los gobiernos autónomos descentralizados, así como a los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, conforme a lo aprobado en la última consulta popular. Es la oportunidad para fortalecer nuestra democracia y que el pueblo elija a los mejores hombres y mujeres para el desempeño de las dignidades indicadas; voluntad popular que estaremos obligados a respetar y, con profundo civismo, deberemos procurar que los nuevos dignatarios tengan éxito en el cumplimiento de sus delicadas funciones. (O)