Cuarón

Eduardo Naranjo Cruz

La trayectoria cinematográfica mexicana es base para la aparición de jóvenes creadores en el arte. Tenemos líderes de nivel mundial como Cuarón, Del Toro, González Iñárritu y otros. El hecho de que una película en blanco y negro haya llamado la atención de Hollywood, hace pensar que en la intelectualidad latina y anglo sajona hay nuevas percepciones.

Que “Roma”, la película de Cuarón, trascendió fue inesperado, pero el mensaje es clara muestra y señala con sutiles metáforas. A los mayores nos llevó a recordar el viejo cine mexicano, en el sentido de la ausencia de color, pero no, esta vez hay mucho entretejido en el “film”, amén de la natural actuación del elenco.

Alfonso Cuarón a través de recuerdos de infancia enfrenta temas tabús en México, como: el machismo, el racismo, la exclusión, el clasismo y la tortuosa política del PRI, que es enfocada en la escena que subyace a la matanza de estudiantes y trabajadores en la plaza de Tlatelolco, en octubre del 1968, señalando a Díaz Ordaz como autor.

México, un país que creció mucho intelectualmente, en todos los campos, aprovechando la inyección que tuvo de los exiliados de España que huyeron frente al déspota de Franco y llevaron valiosa información a ese increíble pueblo, que convive en una extraña cultura de violencia, acelerada al máximo en los últimos 20 años, donde la vida no vale nada.

México trabajó mucho en investigación antropológica y a lo mejor tengan una hipótesis sobre estas raíces de violencia, que en gran medida pueden explicarse por la desigualdad, en un país que se afanó por “mostrar” un modelo de socialismo, discutido por en cine de los 50 y expuesto magistralmente por Cantinflas, en tanto otros hacían soñar en pobres casándose con ricos. El poder de la imagen sirve para motivar y también para engañar.

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