17 testaferros y….

Carlos Freile

…. 14 millones de papanatas. Raya en la indecencia la actitud del Gobierno frente al tema de la corrupción; lanza iniciativas al viento con bombos y platillos con las cuales tan solo logra marear la perdiz a la gran mayoría de tontitos que vivimos en este país digno de mejor suerte y mejores habitantes. Sin ser experto en Derecho, se me ocurre que si alguien investido de autoridad anuncia que tiene una lista de testaferros, colaboradores de los mayores atracos al patrimonio de los ecuatorianos que se haya dado en toda nuestra Historia, también debe saber quiénes fueron los protagonistas ocultos detrás de esos ‘burropiés’.

Si realmente deseaban dar un golpe a la corrupción, debieron dar los nombres de los testaferros y sus mandantes. Como se llevan adelante los procedimientos es una muestra de la ninguna voluntad de dar a conocer de manera pública y oficial la lista de ladrones, pues en privado todos los ecuatorianos ya lo sabemos. Lo que no sabemos, ni siquiera de manera aproximada, es la cantidad de dólares que se llevó cada uno para su casa.

Tomando el asunto desde otro ángulo: la prensa publica que el Gobierno ha creado una Secretaría anti Corrupción, esta novedad nos trae a la memoria la afirmación de Federico Jiménez Losantos, conocido periodista español: cuando los políticos no saben o no quieren enfrentar un problema, crean una comisión, de esta manera todo queda en reuniones inútiles, palabrería hueca, saludos a la bandera que desembocan en la inevitable y popular agua de borrajas, o sea en nada, pues los ciudadanos se olvidan de la comisión y de sus objetivos, dado que los obsecuentes lacayos inventarán noticias nuevas, formulaciones distintas para ocultar que en realidad no se hace nada, ¿cómo se podría hacer si entre bueyes no hay cornadas?

Para terminar: la Asamblea ha destituido a una asambleísta por supuesta gestión de cargos públicos, pero no ha dicho ni pío sobre los diez años sin fiscalización y con entreguismo, ni sobre otras pequeñeces que todos conocemos, lamentamos y condenamos menos los asambleístas. Entre bueyes…

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