Canchas y profesores con nuestro sudor

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

El país ha festejado con pasión y orgullo la actuación del seleccionado de fútbol Sub-20, que el pasado domingo se coronara en Rancagua, Chile, Campeón Sudamericano de la especialidad, logrando a la vez la clasificación al Campeonato Mundial en Polonia en mayo próximo. La hazaña de los balompedistas juveniles hizo recordar al ‘Vendaval del trópico’ femenino, que en 1970 alcanzara Oro Bolivariano, Bronce Sudamericano y sendas clasificaciones a los Juegos Panamericanos de Colombia y al Mundial de Brasil de 1971. Como ‘premio’ a Esmeraldas, base de este quinteto, su capital provincial no cuenta con una cancha calificada para la práctica del baloncesto.

No somos amigos de la queja barata y sin fundamento, por lo cual no deseamos señalar que en otras regiones del país nos odian o nos envidian. Por esto es que en los años 60 del siglo pasado emprendimos una lucha tenaz y sistemática por el elevar el baloncesto femenino de esta región hasta convertirlo en el primero en todas las categorías y llegamos a exhibir una técnica desconocida hasta entonces, lo cual permitió que se alcancen marcadores superiores a los 100 puntos y velocidades increíbles, con presión en toda la cancha, más otras cualidades que solamente se adquieren con una enseñanza-aprendizaje de alto nivel.

Una crónica del Diario Expreso del 3 de diciembre de 1977, cuando el blanquiverde era representado por la ‘segunda gran hornada’, integrada por Beatriz Quiñónez, Dina Jauch, Mariela Ayoví, Dazne Rodríguez, María Jauch, Annelly Oyarvide, Noralma Casierra, Silvia Nazareno y otras, sobre el partido final del campeonato nacional de Babahoyo, destacaba: “Esmeraldas demostró que tiene equipo para largo rato y que en cualquier campeonato que se realice, siempre será el primero, porque sus jugadoras poseen un ritmo que es difícil de encontrar”. Al referirse a la tabla de posiciones el cronista agregaba que: “Esmeraldas marcó en seis cotejos 669 puntos, con un promedio de 111,77 recibiendo apenas 255 y promediando apenas 42,50 en contra. Esmeraldas, volvió a funcionar como una máquina”.

Retiradas antes, las integrantes del ’Vendaval del trópico’: Nubia Villacís, Pilar Tenorio, Mercedes Leverone, Bertha Carabalí, Piedad Ortiz y Tany Jijón, entre otras, caímos en la falta de trabajo y esperamos que las ‘estrellas’ nazcan por generación espontánea. Eso era casi imposible porque desaparecieron los dirigentes y escasearon los entrenadores. Agréguese la desatención de los escenarios y tendremos idea de lo que iba a llegar. ¿Y ahora qué? Solo un plan integral para crear en la Universidad maestros capacitados y construir escenarios con brazos esmeraldeños, es la única esperanza.