Trabajar bajo presión

Marlon Tandazo Palacio

Suele pasar que al hojear la sección de clasificados, pescamos anuncios en cuyas últimas líneas se lee “dispuesto a trabajar bajo presión”. ¿Qué significa esto? ¿Dedicar horas extras, sin paga extra? ¿Horarios de entrada, sin hora clara de salida? ¿Hacer más de lo pactado?

Cuando los anunciantes usan este término “trabajo bajo presión”, corríjame si me equivoco, se presume que el candidato queda advertido de: trabajo sin planificación previa, pasar el día a día “con las justas” y sin la certeza de con quién coordinar esto o aquello. Es decir, hay escasez de procesos de inducción.

Es importante aclarar también que, detrás de esa frase, se busca proyectar que el empleador tiene mucho trabajo y que es altamente probable que no tenga tiempo para responder a sus preguntas ni siquiera por WhatsApp. Por ende, su ejercicio laboral será una azarosa suerte de prueba y error. O sea, “bajo la presión” de que si se equivoca será su responsabilidad.

A favor del anunciante, a veces tampoco él maneja los alcances del trabajo bajo presión. En ocasiones se las quiere dar de sofisticado usando términos de moda que suenan bien, y que colocan un letrero de “yo le advertí”.

La tendencia mundial en empresas como Google, es forjar un clima laboral cálido para que sus colaboradores sean entusiastas y proactivos. En Japón es usual el ejercicio físico como parte de la jornada. El empleador no sólo busca que su equipo identifique los problemas, sino también señale posibles soluciones y lidere esos procesos de cambio.

Cuando su instinto le advierta de posible escenario “bajo presión”, actúe como si se preparara para una emergencia. Anticípese, tenga lista su “caja de herramientas”: identifique a quién acudir, adviértale a ésa persona de sus preocupaciones, busque con quién contar, sea impecable en sus palabras, deje de tomar las cosas personalmente, evite suposiciones ¡pregunte! Y haga siempre lo máximo que pueda. (O)

@marlontandazop