Elevar las pensiones jubilares

Luis Muñoz Muñoz

No alcanzo a entender si lo que se dice de los ‘viejitos’ (tercera edad) es realidad o utopía, porque es necesario garantizarles un nivel de vida superior con estabilidad económica, elevando sus paupérrimas pensiones jubilares, que no alcanzan para adquirir medicación para los males de su edad, presión arterial elevada, diabetes, problemas pulmonares y respiratorios, enfermedades cardiológicas, osteoporosis.

A ello se suma la medicación que no existe en el Seguro Social, que quedó quebrado por la actitud irresponsable de Rafael Correa, Ramiro González, y sus sucesores que hicieron de nuestro dinero que aportamos toda la vida los afiliados, una caja chica y dilapidaron los recursos de la forma más descarada, como nunca antes había ocurrido en la vida republicana.

Los publicitados convenios del Gobierno es otra forma de desviar la atención a la necesidad de elevar las pensiones jubilares pírricas. La cantaleta de gratitud para “los viejitos” es un discurso lírico, que no toca el problema de fondo, el análisis serio de las míseras pensiones, que están por debajo de los mil dólares, para que el anciano viva y muera con dignidad y no como mendigo.

Los convenios para el “cuidado del adulto mayor” solo incrementan la burocracia y no mejora en nada su crítica situación de miseria, abandono y ostracismo. El deber moral del que habla el Presidente aún no empieza, sigue en deuda con la tercera edad, mientras no se eleven las pensiones jubilares a un tope de por lo menos mil dólares, para los que están por debajo de ese rubro.

Resulta una vergüenza mundial elevar uno o dos dólares anuales a nuestros jubilados y la justicia social en este ámbito sigue intocada a pesar de que se diga lo contrario. Los adultos mayores no necesitan limosna, sino seguridad social, la que estamos obligados a garantizarles con pensiones jubilares dignas, que les permita vivir como personas libres sin tutelajes. (O)