Un caso de secuestro no se conocía

La travesía de la búsqueda de Paúl, Javier y Efraín en Mataje de El Comercio fue una ampolla dolorosa. La libertad de expresión fue afectada como nunca antes. Su secuestro y asesinato desbordó en demandas desgarradoras de parientes y del país: “Los dejaron morir”, “Nos faltan tres”. El poder “con cabezas inclinadas”, acosados por la desgarradora pérdida se quebraron. Seguimos con verdades a medias de la maquinaria estatal.

Los periodistas investigativos de “Código Vidrio” Arturo Torres y María Belén Arroyo evocan en su libro ‘Rehenes ¿Por qué ejecutaron a los periodistas de El Comercio?’ a José Saramago cuando escribió: “El viaje no acaba nunca. Solo los viajeros acaban … El fin de un viaje solo es el inicio del otro”. La cobertura periodística en la frontera norte militarizada en medio de la pobreza, inseguridad y desempleo, tráfico de drogas y de personas, minería ilegal terminó 3 meses después. Sus cuerpos fueron rescatados de fosas rodeadas de explosivos en la selva colombiana.

El Ministerio del Interior, solo después de los asesinatos informó de la existencia de un protocolo de la ONU de buenas prácticas para coberturas en zonas de riesgo: identificarse, no confrontarlos, no mirarles a los ojos ni pactar. Los colectivos: Clínica Jurídica de la USFQ, Frontera Cautiva, CIDH, Relatoría para la Libertad de Expresión, Fundamedios, Fundación para la Libertad de Prensa (Colombia) pusieron sus voces en la búsqueda del hilo de Ariadna en el laberinto.

El lanzamiento del libro fue auspiciado por el Foro de Periodistas. Torres y Arroyo narran desde lo factual las incertidumbres del plagio y asesinatos. La operación Perla IX ultimó al Guacho en Llorente. Se fue sin informar de sus aliados y pactos en silencio. La Fiscalía dictó 12 instrucciones y abrió 8 investigaciones previas. No obstante, ha recibido críticas de la CIDH y de los familiares. El ofrecimiento del Presidente Moreno de regresarlos con vida no se dio. Profundizar la investigación dará pautas de descoordinación o negligencia de los gobiernos del Ecuador y Colombia y tranquilizarán nuestros corazones.

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