La probana

Germánico Solis

Tratar temas de identidad de nuestros pueblos y que induzcan a reconocernos, es excesivamente halagador para el escritor, y encomio para el lector. Cada uno llama a su esencia, haciéndonos que nos deleitemos, nos seduzcamos, además es un buen justificativo para mostrarnos buenos lugareños, provincianos, ecuatorianos y orgullosos latinoamericanos. En el diario vivir las personas practicamos costumbres, hábitos, modismos, vestimentas y otros elementos que nos definen, haciéndonos distintos, únicos, pero hermanados por una temporalidad y semejanza.

Visitar nuestros mercados es una experiencia que aviva el espíritu, experimentar la bullanguería y el alboroto que conjugan a vendedores y compradores alcanza niveles asombrosos. El deleite consigue un nivel ideal a una hora determinada, casi mágica, en la que se compensan las razones de los vendedores y las que tienen los compradores, la interrelación o correspondencia mutua entre personas es un fenómeno muy interesante.

¿Qué busca caserito? vocea una vendedora o vendedor, y dependiendo de la sección que clasifica los objetos y cosas que se negocian, será particular la manera de convencer de los mercantes a los compradores, muchas veces con atributo de ocasionales y en otras de habituales clientes.

El mercado modela a los vendedores que buscan catequizar a los consumidores. Cada uno recurre a iniciativas, entonaciones de la voz, expresiones que muchas veces cautivan al comprador, sitiándolo de tal manera que concluye consintiendo al ofertante.

Hay mecanismos tan andinos, muy nuestros y hasta folclóricos en el establecimiento de la oferta y la demanda. Para nadie es desconocido la conocida y esperada “probana”, modalidad con la que el detallista de alimentos preparados, extendiendo la mano y con todo el arte escénico, entrega en las manos del marchante un pedazo de alimento como ángel que hará posible la negociación. Ya en la mano y boca del “caserito” la consabida “probana”, no hay más que pactar como se requiere el platillo y de qué valor. Se pondrá en la mesa el ají, guarniciones para saborear el hornado, la fritada, las cosas finas y otras sabrosas bandejas ecuatorianas.