‘Chakana’ y ‘Añoranzas’ fusionan las culturas ancestrales y mestiza

MINGA. Esta antigua tradición de trabajo compartido de las comunidades fue representada con música, cantos y movimientos.
MINGA. Esta antigua tradición de trabajo compartido de las comunidades fue representada con música, cantos y movimientos.

Redacción EFE

La cadencia y la armonía del ballet funde las culturas ancestrales y mestizas de Ecuador en una presentación coreográfica única en Quito, donde las obras ‘Chakana’ y ‘Añoranzas’ realzan la identidad de un pueblo marcado por la pluriculturalidad.

Bajo el paraguas del Ballet Nacional de Ecuador (BNE), 16 artistas pasearon recientemente su profesionalismo en la Casa de la Cultura.

‘Chakana’, producción coreográfica dirigida por Luis Conejo, con música de Ali Lema, Beatriz Pichi Malen y Electro Plano, promueve entre los bailarines y el público un profundo sentido de pertenencia a las culturas ancestrales.

La obra también busca recuperar la práctica conocida en Ecuador como ‘minga’, una antigua tradición de trabajo compartido que realizan las comunidades para el bien general de los pueblos.

Por otro lado, ‘Añoranzas’, una obra ambientada a mediados del siglo XX, acentúa en la vertiente mestiza, expresada en la vestimenta clásica de la época y en géneros musicales diversos como el pasillo, el pasacalle, el bolero y la alegre ‘capishca’.

‘Chakana’
El deseo de representar la pluriculturalidad que identifica al país y las raíces andinas fue la semilla para juntar las dos obras en una misma presentación de más de una hora de duración.

“Nosotros sí estamos convencidos de lo que dice nuestra Constitución: que somos pluriculturales, multiétnicos y, sobre todo, que tenemos diversas identidades que dan camino a esta expresividad”, dijo a EFE Rubén Guarderas, director general del BNE.

La presentación inicia con ‘Chakana’, como se conoce en el mundo indígena a la cruz cuadrada que simbolizaba el camino hacia lo alto o hacia lo infinito.
Con esta, los ancestros representaban a los cuatro elementos, a las estrellas principales, a las estaciones, las coordenadas y otros puntos utilizados de referencia para iniciar las siembras.

En el escenario, los cuatro elementos naturales: fuego, tierra, agua y aire se ven plasmados en las coloridas vestimentas de los bailarines, mientras sus movimientos, fuertes y marcados, incitan al espectador integrarse en la escena.

“Nosotros no somos ni más ni menos que la naturaleza, nosotros somos fuego; nosotros no somos ni más ni menos que la vida porque nosotros somos vida”, declaman los bailarines en un aparte de la obra en la que representan la unión de lo espiritual con lo terrenal.

Al ritmo de los tambores, cuerdas, flautas y hasta sonidos electrónicos, los bailarines de entre 18 y 36 años despliegan un festín con sus pies, con lo que buscan representar el estado transitorio de la cultura ancestral, según Guarderas.

De acuerdo con el coreógrafo Luis Conejo, oriundo de Otavalo, la puesta en escena tomó unos ocho meses, aunque confesó que los estudios para crearla significaron para él una experiencia de vida que le llegó de generaciones anteriores.

Del proceso de preparación destaca el ejercicio de los bailarines para reencontrarse con “su ser natural” a través de una introspección que les permitió aflorar sus más íntimas sensaciones y transmitirlas al público.

‘Añoranzas’
Escenifica otra cara de la cultura ecuatoriana, inicia con una foto antigua, que transporta mentalmente al público al pasado.

Comienza así la narración dinámica de la vida de una pareja que en el transcurso de su vida pasa por amores, desamores, traición y reconciliación.
Pretenden que ‘Añoranzas’ sea una obra “suspendida en el tiempo”, ya que escenifica circunstancias que identifican a todos.

En la obra se rescata la alegría como mensaje final y por ello echa mano de la capishca, un ritmo alegre originario de Chimborazo y Azuay.

Y de la música también se ha valido para convertirla en un puente entre las culturas, pues ofrecen una reinterpretación de la ancestral ‘Chakana’ con toques electrónicos.

Recorrido internacional
° El Ballet Nacional viajó con ‘Chakana’ y ‘Añoranzas’ a varios países latinoamericanos, entre ellos, Brasil, Perú y Argentina, mientras que solo en Ecuador captó más de 231.000 espectadores en 2018, con más de 321 presentaciones. Financiado completamente por el Estado, las obras del Ballet Nacional son gratuitas: “No queremos que un boleto sea un impedimento para actos culturales”.