Servirse del pueblo

Rodrigo Contero Peñafiel

Jesús dijo a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo”. En Ecuador, integrantes de diferentes movimientos políticos toman distancia de sus “líderes”, niegan su participación en hechos vergonzosos o no recuerdan haber sido parte de la historia negra del país; la angustia por conseguir votos para alguna dignidad en el próximo proceso electoral les aleja o les acerca del pueblo o de sus ídolos de acuerdo con las circunstancias.

El haber sometido su voluntad para alcanzar o conservar puestos burocráticos y prebendas personales no importa, el silencio y la complicidad ayuda a conservar su limitada meritocracia y sus falencias, lo importante es encontrar la manera de ocultar un pasado confuso y misterioso. Este tipo de personas surgen en la política ecuatoriana cuando de votos se trata, manipular hechos, fechas y circunstancias para mentir a la población es una práctica diaria.

Por primera vez en la historia ecuatoriana nos encontramos con 80.281 candidatos, muchos con falta de ideas, planes, programas y proyectos, pero con muchas promesas para ver si alcanzan alguna dignidad en los gobiernos seccionales; 278 movimientos políticos sin misión, visión ni objetivos, pero que confunden al electorado es una realidad.

¿Se puede llamar servicio al pueblo cuando las ambiciones personales superan las expectativas de la gente? El servicio a la comunidad no es un puesto burocrático para cambiar de posición social y económica, sin poder justificar legalmente el origen de sus bienes y fortunas.

El respeto y la confianza del pueblo se gana con trabajo y acciones realizables y claras, apegadas a la Ley y al Derecho, desterrando la corrupción y arbitrariedades en todas sus formas. Cuando la ética y la moral son práctica diaria, existe la capacidad suficiente para servir al pueblo. La dignidad no tiene precio, la responsabilidad no es delegable, la justicia tiene la obligación de poner en su lugar a los corruptos.

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