Pedir opinión a la Unesco

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

A comienzos de la última década del siglo pasado, siendo presidente de la nación, Rodrigo Borja Cevallos, se planteó al país la conveniencia de adoptar la escuela de 9 grados para mejorar la educación básica, especialmente en el sector rural, en razón de que la economía estatal no permitía crear los planteles de nivel medio requeridos. Un grupo político poderoso se opuso tenazmente a la sugerencia, argumentando que “esto equivalía a crear mano de obra barata para el imperio”. En 2006, la Unesco llegó a calificar al Ecuador como uno de los dos países con inferior educación del continente, circunstancia que, al parecer, motivó la creación de los planteles del milenio.

Creadas las unidades educativas del milenio, dotadas con edificios funcionales, servicios higiénicos de primera, computadoras, Internet, campos deportivos y recreación recomendables, bibliotecas, material didáctico y ayudas audiovisuales modernos, se creyó que las escuelitas con piso de tierra, techo de plástico, sostenido en cañas guadúas, sin pupitres ni baterías sanitarias, como otros complementos educativos habían pasado a la historia. Mas, la sorpresiva decisión de reimplantar la escuela unitaria (un maestro para atender seis grados), para evitar que los niños caminen largos trechos para acceder a la educación y otros obstáculos, reales o creados, ha dejado estupefacta a la colectividad ecuatoriana, que pensaba que el Ecuador estaba caminando hacia la cumbre del primer mundo y que el retorno al primitivismo había sido superado para siempre.

Algunos educadores experimentados -muchos ya jubilados- han opinado que la medida propuesta debe reanalizarse con detenimiento y profundidad para no llegar a cometer un desatino que puede resultar muy perjudicial para el futuro de la nación. Recomiendan los aludidos preceptores, que antes de emprender en aventuras, hace mucho tiempo superadas, se invite al país a técnicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, a fin de que analicen el proyecto y sugieran sobre la senda que debe transitar el Ecuador; no estaría demás conocer del trabajo de estados como Finlandia, Reino Unido, Corea del Sur, Alemania, Cuba y otros, que han colocado a la enseñanza-aprendizaje en lugares de vanguardia, sin retroceso a etapas superadas.

La educación no es como el vestuario interior de la gente rica, que generalmente no va a la lavandería, porque a veces sale más económico desecharlo luego de su uso. La enseñanza-aprendizaje debe cumplir un proceso de perfeccionamiento que avanza con el tiempo mediante el raciocinio y la experimentación.