Corrupción, justicia, moral

CARLOS CONCHA JIJÓN

Somos testigos de una lucha intensa entre la corrupción y la justicia, en razón de que pululan los juicios que establecen con certeza la injerencia que hubo en la élite del correísmo, cuando tácitamente el mago director de la orquesta sinfónica de la corrupción sorprendió con su declaración prepotente de meter las manos en la justicia, que a fin de cuentas resultó una orden para que cumplan sus aborregados, con garras de corrupción.

Los medios de comunicación han sido eficientes en señalar las incursiones de esa manada de cuervos que oficiaron de jueces, anidándose en fiscalías, juzgados y cortes, actuando incorrecta y desaforadamente en el ejercicio de sus funciones, le quitaron consistencia a la justicia despellejándola del principio intrínseco de moralidad, como emblema irremplazable en la búsqueda de la verdad. La justicia social se desplomó cuando su estructura moral desapareció, haciendo que las sentencias salieran en contra de la verdad, lesivas a los derechos ciudadanos.

Las leyes sancionadoras de la corrupción quedaron huérfanas sin el concurso de la moral, porque cuando la moral actúa es inflexible en su cometido, establece el juicio de la verdad imparcialmente. La ambición en un escenario sin moral con el impulso del deseo, se transforma en corrupción y determina que la dignidad se envuelva en un manto oscuro cubierto de indignidad.

Asimismo, ese querer ser o querer tener, aparece ufano y prepotente cuando es iluminado por la tentación, desplazando cualquier intento de reflexión moralista, que le impedirá direccionar correctamente el camino, porque se rompe sin mayor análisis, el hilo que une la racionalidad y una conducta correcta sustentada en los principios ético-morales, luego de lo cual ya tenemos otro individuo que actúa a través de un impulso, su mente se encontrará bajo la presión poderosa de una conciencia que solo actuará en función de una realidad que lo condena a aterrizar en el campo de la corrupción.

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