La promesa de elecciones transparentes

Diana Atamaint está al frente del Consejo Nacional Electoral (CNE), un organismo del que depende el fortalecimiento de la democracia: que las elecciones sean transparentes.

Considera que es un desafío importante, como ecuatoriana, llevar adelante el proceso seccional de este mes, uno de los más grandes que se han dado en el país por el número de candidatos calificados, sobre los 81.000.

Un reto que en su caso tiene una particularidad especial. “Siendo la primera mujer indígena presidenta del CNE, tiene una connotación mucho más grande. Para nosotros, estos espacios en una sociedad que todavía tiene que combatir la discriminación, la desigualdad; que todavía tiene que buscar oportunidades para las mujeres, y si somos indígenas más todavía, significa un logro importante. No en lo personal, sino para la mujer indígena, para la mujer rural, para la mujer campesina”, manifestó.

Atamaint pertenece a la nacionalidad shuar y es la primera de cuatro hermanos. Nació en la comunidad Tuntaim, parroquia Sucúa, en Morona Santiago. Tiene una importante trayectoria política: ha sido diputada y asambleísta, integrante de la Conaie, entre otras actividades.

En el camino tuvo que vencer muchas dificultades, empezando por las limitaciones económicas de su familia y por la visión del rol de la mujer en la comunidad indígena. Cuenta que le fue difícil salir de la casa a estudiar en la universidad.

– Salí a los 17 años, una edad en la que ya tenía que estar casada y con hijos. (Pero) me rebelé, luché por mi sueño, que era obtener un título universitario, a pesar de que mi abuelo decía “apostemos” al segundo hijo que es varón, uno de los primeros nietos, y que tenía más posibilidades, certeza y seguridad de concluir una carrera.

A pesar de los “presagios” familiares, Atamaint se graduó de ingeniera comercial en la Universidad Estatal de Cuenca.

– Luego, la política me buscó y asumí el reto. (HCR)